11.3.08

Un mundo feliz


Hace un tiempo se publicó un artículo de una especialista en relaciones sociales en donde se indicaba que los niños hijos de esta época serían más vulnerables en distintos aspectos de su vida como consecuencia de una tendencia actual: padres y madres fuera de casa durante buena parte del día por compromisos laborales. O sea, niños que pasarían más tiempo con otras personas que con sus padres.

Frente a este es bueno traer a colación otro problema (no menor) hijo de nuestra época: el trabajo es el principal articulador social de la vida humana en sociedades de mercado (trabajando se consigue dinero, y si no tenés trabajo = dinero estás complicado), pero debido a la mayor productividad y tecnologización de la maquinaria la tendencia es que cada vez haya menos demanda de empleo, con todo lo que sus consecuencias implicarían (nosotros los argentinos ya lo sabemos, para el que no sufre desempleo las consecuencias se observan principalmente en el aumento del choreo, etc.).

Aquí es donde los dos problemas se unen. Porque una de las soluciones a la cuestión de la escasez de empleo es disminuir las jornadas laborales (a la mitad por ejemplo) pero manteniendo constante el monto del sueldo (trabajar 4 hs pero cobrar como sí siguiésemos trabajando 8); de esta manera sería necesario para las empresas contratar más personal para poder cubrir las vacantes (una solución no muy del gusto de los empresarios ni de los poderosos).

Ahora bien, una mediada como esta solucionaría el problema de los "niños sin padres". Pero esto sería lo de menos, ya que un mundo donde la gente tuviese tanto tiempo libre (léase sin trabajar) sería sin dudas un mundo mucho más feliz. Un mundo donde los padres pueden estar con sus hijos, donde los amigos pueden juntarse mucho más seguido, con más tiempo para escuchar música, para leer, para ver películas...en fin para hacer el hobby que más te guste, para poner en práctica tus destrezas, para inspirarte, para poner tu cabeza en reposo.

Imagine n, un mundo mucho más tranquilo sin ese frenetismo acelerado por el miedo a llegar tarde a todas partes sin saber porque, en donde el trabajo tenga el rol que se merece: un medio y no un fin en sí mismo, no un árbol que tapa el bosque. Un mundo donde podamos llegar a casa descansados después de trabajar, sin excusas mediocres que justifiquen la sintonización de Videomatch*.

Piénsenlo, no es tan difícil. Imaginarlo es el primer paso. Después podemos seguir con Imagine.

* El programa actual de Tinelli es tremendamente más pedorro que el Videomatch que mirábamos de pendejo (que tenía varias cosas buenas).

Por Santi Grandi & Chueco García.

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