14.4.08

Palabras libres sobre la generación que podemos ser.

No se inventó todo. No hay pocos caminos para elegir. No hay una sola manera de vivir. No está todo solucionado. Hay muchísimas cosas contra las que rebelarse.

Pensando en esto se me ocurren varias cosas. Noto que quizás es parte de algo prefabricado esa sensación impuesta de que "ya no hay más historia", que no queda nada contra lo que pelear, que el mundo es algo decididamente homogéneo, globalizado y "acabado". Se me ocurre que hay muchísimos mecanismos de control demasiado más jodidos incluso que los que se vivieron en décadas pasadas, nefastas y sangrientas. Mecanismos "Clandestinos", desde ya. Mucha televisión, mucho Internet, mucho control de información. Casi decididamente nos dicen de qué se habla en la mesa de cada día, nos dicen de qué se habla semana tras semana. Es mucho más sencillo mantenernos así, porque en teoría la libertad la tenemos, nadie nos va a cagar a palos o secuestrar en la calle por tener el pelo largo, barba, o tener pinta de zurdito. Sin embargo, nos cortan las piernas de una manera mucho más sutil y, desde ya, efectiva.

Lo que sí, la libertad para comprar, la libertad descarada para consumir, está a la orden del día. Este es el parámetro fundamental que determina que tan adentro o afuera estás del sistema. En otras palabras, para mí, qué tanto o qué tan poco compraste el paquete que venden.

Sin embargo, creo que estamos pasando un momento increíble en muchos otros sentidos. Nunca jamás en la historia la información estuvo tan cerca y al alcance de una persona (paradójico, si pienso en lo que escribí líneas más arriba). Es que, de todas maneras, pienso que así es. Internet revoluciona el mundo al permitir a quien quiera en dónde quiera enterarse casi de todo lo que quiera. Y repito tantas palabras porque esto es así. La libertad, la democratización de la información que se percibe en Internet en Argentina (otros países censuran deliberadamente; a valorar que aquí no pasa así) es algo sencillamente espectacular. Un privilegio que hay (y que se debe) aprovechar.

Empecé estas palabras libres con un claro pesimismo, recién volví al clásico optimismo, y ahora mezclo un poco de los dos. Es más que obvio que a la luz de tantos acontecimientos en los que vemos envueltos a los jóvenes de hoy, se haga difícil por momentos sonar esperanzado. De todas formas, me permito dudar de todo (lindo permiso que hay que saber otorgarse). Porque a la vez que veo noticieros, diarios o lo que sea, diciéndome en voz alta y de manera tácita "la juventud está perdida", noto la presencia de muchísimos otros veintiañeros que, sin prensa alguna, hacen de su vida lo que quieren. Y no con la clásica connotación argentina que tiene esa afirmación, sino con un manto absoluto de responsabilidad. Crean marcas de ropa, piensan realidades diferentes en programas de radio (lógicamente, incluyo a Está en vos ahí), sueñan y cumplen sus deseos con sus incipientes bandas de rock (y los sinnúmeros de estilos que derivan de el) o, para ser más concretos, simplemente se permiten cuestionarse cosas. ¿Quién dijo que hay que vivir así? ¿Quién dijo que el dinero marca de raíz mi existencia? O mejor aún, ¿que alguien lo haya dicho y tantos parezcan aceptarlo sin vueltas constituye para mí razón necesaria para seguir al montón?

Volviendo a algo que venia tratando más arriba, es lógico que las generaciones de jóvenes anteriores se tomaron su tiempo para entrar en razón definitivamente y dar el salto de calidad que, por ejemplo, permitiría la aparición de un pibe que con 19 años grababa temas sencillamente increíbles como el Flaco Spinetta. Con esto quiero decir que sostengo firmemente que hoy, la enorme libertad con la que realmente se cuenta (aunque muchos no hagan el más mínimo uso de ella) es todavía algo con lo que se está aprendiendo a lidiar. ¿Por qué no expresarse ahora que lo puedo hacer como nunca antes? ¿Por qué no leer, conocer, buscar información, aprender sobre cualquier cosa que se quiera con una herramienta como Internet, ahora, como antes jamás se pudo hacer?

Todo se hace sencillo pensando un poco y encontrando las para nada sutiles paradojas, porque tan bien armada parece estar la cosa que poco importa lo burdo de ciertas situaciones. El sistema (para llamarlo de una manera sencilla) se parece mucho al "mirá pero no toqués". Mirá toda la libertad que represento, pero jamás la podrás tocar. Mirá qué bien que funciono, pero no mirés hacia afuera porque ahí está la mitad del todo que muere para que vos vivas. Y así se puede seguir.

Esto último (que tiene mucho ejemplos más que no da para escribir ahora) es el primer paso para entender, creo, que a las palabras con las que empecé esta nota (No se inventó todo...etc. etc.) al menos se les deben conceder el derecho a ser analizadas. Para ver que hay mucho contra lo que rebelarse, simplemente hace falta abrir los ojos. Los veintiañeros del 2000 estamos empezando a entender esto, de eso estoy seguro. Así, el legado que dejaremos como generación nunca nadie lo podrá olvidar. Está en nosotros que así sea.

(*) Como todo lo escrito es algo que simplemente surgió libremente, me propuse que la primer imágen que encontrara fuese la que subiria para la nota. Casualmente (¿?) apareció este afiche de Jefferson Airplane, banda pionera de la psicodelia californiana. Ya que hablamos de libertad e innovación, qué generación de jóvenes que representa aquel afiche de la banda, ¿no?

Por Santi Grandi & Chueco García.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario