28.11.08

Dos caras de una moneda

Internet como una herramienta. La red de redes como posibilidad de construir, o destruir. La utilidad que le demos a este fenónemo que cambió absolutamente la historia de la humanidad como una muestra más que está en nosotros el camino que queramos tomar.

De la misma manera que podemos elegir colocarnos del lado del pesimismo excacerbado y funcional o del esperanzador optimismo anclado en la realidad, la forma en que decidamos usar internet depende de nuestros intereses, y sobre todo de qué mensaje queramos dar al mundo (nunca mejor dicha esta frase, en la época de la globalización total).

Así, de la misma manera que encontramos sitios que fomentan la unión, la aceptación de la diversidad o las ansias de superarse como premisas fundamentales, nos enteramos de la existencia de otros que, bien lejos de estas pretensiones, se ponen de un lado patéticamente ubicado dentro de los preceptos nazis.

En este sentido, por ejemplo, más de 30 grupos argentinos de Facebook promueven el "exterminio a los negros villeros". Y las opiniones ahi vertidas, siempre escudadas en el más "curioso" anonimato (sólo firman con algun nombre), siguen la tónica: “Para mí la palabra ‘exterminio’ significa eliminar de la sociedad a la gente que realmente lo merece, una persona que mata en un robo a sangre fría, ¿para qué dejarla viva?, ya arruinó la vida de muchas familias, ¿por qué ayudarla?”, dice Sebastián, 23 años, estudiante de Comercio Exterior y administrador del grupo de Facebook “Qué exterminen a los negros villeros que te acosan”.

¿Complicado de digerir, no? Y sí, por lo menos. Aunque aún más complicado de comprender, cuando se ve que las condiciones externas necesarias ("el entorno", tan famoso y determinante) no parecen haberle faltado a varios de los firmantes. Muchos se dicen parte de familias de clase media, terminaron el secundario y estudian alguna que otra carrera universitaria. Sin embargo, a la hora de demostrar cuán evolucionados son mental y espiritualmente, se retrotraen varios miles de años atrás.

Ante la lógica consulta de un diario a este tal Sebastián sobre si realmente se ponia a pensar en los alcances de tener un grupo en internet llamado “Qué exterminen a los negros villeros que te acosan”, el muchacho, convencido de su postura y en aparente tranquilidad con su ser, aclara:
"Lo pienso, lo siento y, aunque me duela decirlo, todo me lleva a no cambiar de parecer. Yo nací en una familia de clase media baja, mi viejo es veterano de Malvinas y trabaja por su cuenta, mi vieja es ama de casa, ellos me dieron lo más importante, que fue la educación".

Lo peligroso de todo esto, entre tantas cosas, es que Sebastián (caso ejemplificador, entre tantos lamentables más) realmente piensa que está "bien" lo que piensa, y cuenta con una impunidad absoluta para proponer, lo más pancho y aunque sea "solo" a través de palabras, el exterminio de personas. Y que encima de todo, se crea "educado".

La buena señal es el rechazo instantáneo. En Facebook hay un grupo de 441 miembros que piden que se “elimine al grupo ‘por un país sin negros villeros’”, y proponen: “Únanse todos los que estén en contra de la discriminación en cualquier ámbito, hasta en Facebook. Para que se borren todos los grupos donde se hable de genocidio por el color de piel o, como dicen ellos, de alma”.

"Unión", "contra la discriminación", "aceptación", ideas que se leen en el mismo lugar donde quizás segundos antes uno se espantaba con propuestas de "soluciones finales". Dos caras de una misma moneda, en este gran universo llamado internet. Como siempre, para qué lado uno patea, lo decide uno mismo.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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