10.11.08

Opinión casi definitiva

La triste frase de Buzzi y su pretensión de desgastar un gobierno que nos guste o no es constitucional, y que por ese "simple" hecho debe ser respetado hasta el final. Los incoherentes planteos de una oposición que se encuadra, quiera o no y por su bajo nivel argumentativo, a favor de un sistema de los más perversos de todos los que fueron llevados a cabo durante la década menemista: las jubilaciones privadas (que fueron apoyadas, no es un dato para dejar de lado, por muchos de los integrantes del actual gobierno nacional). Estas dos cuestiones, abordadas por un periodista de dilatada trayectoria como Eduardo Aliverti, a continuación. Está en vos considera, en este caso particular, sus opiniones como "casi defintivas" (es decir, no vale la pena escribir o transcribir muchos artículos más al respecto).

Varios segmentos de la nota firmada por Aliverti, a continuación:


Gracias, Buzzi (*)

Por Eduardo Aliverti


Sí, el primer sentido de estas líneas es un profundo agradecimiento al amigazo Eduardo Bu-zzi. Pero el fin no es ése, sino valerse de eso para llamar la atención sobre ciertas opiniones y acciones circulantes.

El presidente de la Federación Agraria produjo uno de los sinceramientos más felizmente brutales de que se tenga registro público. Dijo que “la consigna es desgastar a este Gobierno”, y no hay ninguna posibilidad de que no haya medido que lo dicho no trascendería. Lo aseveró en una reunión de productores agropecuarios con cobertura periodística. Dijo “desgastar”, dijo “erosionar”, dijo “virulencia”. ¿Por qué lo dijo? Porque sabe que tiene que aglutinar la furia de los rentistas rurales pequeños y medianos, so pena de que éstos terminen por no entender cuál fue el negocio de haberse aliado a lo peor de lo peor de la derecha campestre si es que, derrotada la dichosa Resolución 125, acabaron como pato de la boda. Lo reconoció porque, de toda otra manera, sus bases quedarían sin horizonte de lucha donde volcar su resentimiento. La Rural y Cía. ya los usaron de preservativo, los que se jodieron son ellos, el diablo nunca paga bien y entonces Buzzi sale a doblar la apuesta para conservar consenso. Sin embargo, así la razón no fuese ésa y se tratase de cualquier otra, ¿Buzzi dijo algo que no supiesen los que defendieron y se plegaron a la lucha del “campo”? ¿Qué es lo que tanto molesta de su confesión, como no sea el haber reconocido que el objetivo último de la guerra gaucha era imponer condiciones desde una alianza social de derecha? ¿Qué tiene de malo reconocerlo? ¿Que “desgastar” es asociable a “golpismo”? ¿Y qué suponían que era asociarse para defender intereses individuales y de sector contra la intervención del Estado en la economía, por muy sospechoso que fuere para qué quiere intervenir el kirchnerismo? El golpismo ya no adquiere formas militares, pero la política siempre significa vencer al otro en la administración de los conflictos. Buzzi lo verbalizó, lo despejó. Puso negro sobre blanco de qué se trata: derrotar al Gobierno porque afecta sus negocios y la negociación ya no tiene sentido porque al Gobierno no le importa. Esto último podrá estar bien o mal y puede deberse a la convicción oficialista o a que es una gestión de improvisados que resuelve qué hace sobre la marcha; pero lo cierto es que hay una parte que no oculta dónde se para y hay otra que, hasta la “confidencia” de Buzzi, decía que su batalla era por la defensa de la Patria. Y aparece Buzzi y dice no. Dice que es la defensa de ellos, que enfrente hay alguien a quien doblegar y que para someterlo es necesario ratificar el acuerdo con quienes sean, no importa la historia y el olor que desprendan. Qué horror, se espantan sus aliados y simpatizantes sectoriales, políticos y periodísticos. Con todo lo que vivió este país, hablar de “desgastar” a un gobierno constitucional. ¿Se dan cuenta ahora, y no cuando estaban en cadena nacional con un coro uniforme contra la tiranía?

La hipocresía de esa razón tiene su espejo gemelo frente al debate por la reestatización del sistema jubilatorio. El proyecto del Gobierno es o puede ser todo lo desconfiable que se quiera. Hay necesidad de caja para afrontar los vencimientos de deuda; no es un tema que figurase en agenda; lo sacaron de la noche a la mañana en forma desprolija, como casi todas las decisiones que encaran; debieron aceptar varios cambios porque los controles del destino recaudatorio más bien se parecían a un relajo. Pero nadie, con seriedad y honestidad intelectual, puede oponerse a liquidar el más bochornoso de los negociados que dejaron los ’90. Y tanto es así que algunos de los periodistas y comunicadores, de la derecha más modosita, se animaron a inquirir a referentes de la oposición acerca de si sus sospechas sobre la iniciativa oficial implican defender a las AFJP. Ninguno sabe qué contestar. Se enredan en explicaciones con principio pero sin final, arguyen que es una confiscación de ahorros y reclaman por un gran debate. O sea, la nada misma. No se animan a asumir que defienden el régimen de “capitalización” (curiosa palabra, en tanto sus adherentes no hacen más que descapitalizarse de modo progresivo), porque saben que hacerlo es política y técnicamente impresentable. El camino que les queda, en consecuencia, es aprovechar la circunstancia para reagrupar fuerzas a partir de las suspicacias que despierta el proyecto kirchnerista; y desde ahí, intentar la reactivación de lo que Buzzi admitió como meta: desgastar, erosionar. No será precisamente un periodista como el firmante quien vaya a cuestionar que detrás de cada determinación política subyace un posicionamiento ideológico, por acción u omisión. Pero si como juego de razonamiento pudiera aceptarse, con carácter denostador, que detrás de la reestatización jubilatoria hay intereses de construcción de poder que van más allá de la defensa de los fondos previsionales, ¿qué cabe decir de Alfredo De Angeli, Juan Carlos Blumberg & Asociados, el rabino Sergio Bergman y la Corriente Clasista y Combativa, entre muchos otros, sumados a la militancia activa contra el proyecto oficial? ¿Cómo es esa lógica? ¿En un caso hay ideología, en su acepción de ideologismo perverso? ¿Y en el otro hay ciudadanos intachables provenientes de las más variadas esferas, con la sola pretensión de oponerse a un saqueo del Estado?

(^) Nota de opinión publicada en Página 12, el diario que sin dudas tiene varios componentes que lo acercan llamativamente al gobierno nacional, pero que no deja de ser uno de los mejores del país, por análisis, reflexión y tratamiento de las noticias.

Por Santi Grandi & Chueco García.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario