19.1.09

Vamos entendiendo

Las pruebas están por todos lados, pero muchas veces nos cuesta verlas. Tenemos gente que nos cuenta lo que verdaderamente ocurre con películas, libros, discos y aún así nos resistimos a creer cómo son las cosas cuando las divisamos a través del cristal de la realidad (que es una sola, aunque sea manoseada al punto de querer transformarla en otra diametralmente opuesta).

Miramos bien y lo vamos entendiendo: los clásicos defensores de la libertad y la democracia son precisamente los que oprimen, censuran y asesinan. Los derechos humanos y las leyes, creadas para asegurar que todos los individuos somos iguales en el plano legal, sólo sirven, en una dimensión realista, para defender a los "poderosos" que roban, asesinan, saquean, y perpetúan la miseria y la exclusión en el planeta. Y, para completarla, toda ley en realidad parece existir para condenar al inocente. La justicia parece ser ciega, hasta que ve la billetera del sospechoso.

De igual manera, vemos cómo las guerras existen y se sostienen en el tiempo por el negocio que representan. Vemos cómo los mismos que pelean contra el tráfico de armas o de lo que sea, tienen en sus superiores en rango a los principales "accionistas". Mientras más arriba están, más cómplices son.

Y así es el juego. Las leyes existen como una suerte de chamuyo; en la letra escrita dice ser una cosa y en la práctica es algo totalmente diferente. Nos hablan de igualdad ante la ley, de justicia ciega, de debido proceso para todos, cuando en realidad todos los días nos cierra más la idea de que todo depende del dinero que haya en el medio, para "solucionar" el asunto, tapar o esconder la evidencia.

Dictadores caminando por la calle, ladrones de pan presos. Políticos corruptos, asesinos, cómplices en cuanta matufia se conozca, sentados en sillones de senadores con aspiraciones presidenciales; pibes perdidos y abandonados por el sistema castigados por una polícia cómplice y funcional a los intereses de los que más tienen y que encima los denigran cuando pueden (pero ese es otro asunto). Claro está, la lista podría seguir.

Sin importar si todo esto suena fatalista, pesimista o lo que sea, lo que realmente representa lo escrito más arriba es una mirada real de hechos que existen y han existido siempre. Desde luego que la complicidad de todos nosotros es uno de los principales motivos por los que este aparato de injusticias azotan el mundo entero. El vox populi siempre encierra al inocente, discrima a la víctima y "comprende" al que desde arriba dicta quién vive y quién no.

Como siempre decimos, en ésta complicidad de la gente en general reside el principal problema. ¿Lo bueno? Está en cada uno de nosotros comenzar a cambiarlo. Como todo.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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