9.9.09

Reflexiones naturales

A lo largo de la historia, la muerte ha constituido un tema central de las culturas, el misterio y la certeza a partir de las cuales se han organizado las formas de ser y de pensar, empezando por la religión.

Pero en una cultura de consumo y gratificación inmediata, en una economía de competitividad y de ser más que el otro, en una política de ganar como sea y de afirmar nuestro poder sobre los demás, la muerte no tiene lugar porque relativiza los supuestos logros que saturan las horas de cada día.

Sin asumir la muerte, la enfermedad y el dolor, es imposible vivir de verdad. La vida alegre y divertida impuesta por la cultura del consumo de masas convierte al planeta en una granja feliz en la que somos las gallinitas adormecidas, produciendo, consumiendo, durmiendo, comiendo...narcotizadas e ignorantes del final que les espera. La lucidez frente a la muerte y el dolor es la aliada imprescindible de la alegría verdadera.

La vida en fuga. Fugarse de algo que sabemos y que cada día se confirma: somos finitos, tenemos fecha de vencimiento. Aunque ignoremos cuál es, la tenemos.

Es precisamente por su brevedad y por la incógnita de si hay algo después o no, que debemos comprometernos con nuestra vida, darle un sentido, un significado, enlazarla con la vida de otros.

Cuando no ocurre esto, la desesperación se apodera de nosotros y, para escapar de ella, iniciamos la huida que paradójicamente nos acerca a aquello de lo que pretendemos alejarnos. Como la finitud de la existencia es algo que está más allá de nuestra voluntad, cada cosa que hagamos para negarla (lanzarnos al consumo desenfrenado, aturdirnos con placeres efímeros, negarnos a la quietud de la reflexión, embotarnos con psicofarmacos que nos dureman o nos despierten, que nos calmen o nos activen, hacernos adictos a las relaciones pasajeras) no hace más que confirmar nuestra limitada duración, al menos en el plano fisico. Y ahi la ronda se reinicia y el círculo de la fuga se hace vicioso.

En realidad, la mayor dignidad que encontramos en la muerte es la dignidad de la vida que la precedió. Acumular, tener, poseer, ganar, acaparar, abarcar no son sinónimos de vivir, sino de huir.

CURIOSAMENTE, UNA VIDA CON SENTIDO SÓLO ES POSIBLE PORQUE EXISTE LA MUERTE - QUE ES SOCIA INSEPARABLE DE LA VIDA Y NO SU ENEMIGA - PARA RECORDARNOS QUE LE DEMOS VALOR A NUESTRA FINITUD.

Esto estaba dando vueltas por la PC. Pensamos que estaba bueno subirlo.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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