Yo conocí la humildad del tipo, su simpleza y falta de ego. Con el tiempo nos hicimos muy amigos, de verdad, y compartimos años de bohemia en los bares del Bajo, en los centros nocturnos de la calle 25 de Mayo casi Reconquista, ahí por la parte baja de la City. Sandro aparecía en La Cueva con un auto sport descapotable y a veces me decía: “¡Vamos a los boliches!”. Yo era cero cholulo y muy discreto.
Sandro iba a La Cueva todas las noches. Caía bien tarde y se ponía a cantar algún tema de Little Richard, Elvis o Jerry Lee Lewis con la banda que estaba ahí o con su propio grupo, con Adalberto Cevasco, Hebert Orland, Bernardo Baraj y Fernando Bermúdez, de quien me hice amigo y a veces me pedía que lo cubriera si tenía una salida. Entonces Sandro me reconoció como baterista, un día nos pusimos a hacer “All Shook Up” y le gustó tanto que me llevó a la CBS para grabar. ¡Y para mí fue toda una aventura porque ni había entrado en El Grupo de Gastón y ni soñaba con hacer Manal! Conocí el estudio de la calle Paraguay, con Héctor Techeiro como productor. ¡Así que en realidad mi debut discográfico fue haciendo coros con Sandro!
Me gusta hablar de la parte humana, porque la parte artística ya se conoce. A lo sumo, hubo seudocríticos e historiadores que en un momento se olvidaron del lugar de pionero que tuvo en el rock nuestro. Sandro fue el primero de todos. Después vinieron los demás: Los Pick Ups y Los Tamis, todos con el repertorio de Elvis en castellano, pero él lo hizo primero y recontra bien. Tenía toda esa data muy clara y armó unas bandas que sonaban fenómeno. Y en su casa, con amigos, tocaba el piano como Little Richard, perfecto. Y era un muy buen guitarrista rítmico.
Recuerdo que una vez tuvimos un show en el Rowing Club de Tigre, fuimos a pedirle una guitarra, nos prestó todos los equipos y Moris tocó con esa viola. También nos dio la data precisa para comprar la primera Telecaster de Manal, cuando Pipo cobró los derechos de autor de “Ayer nomás”, que era el lado B de “La balsa”. Siempre nos ayudó a todos y nos aconsejó a todos.
Por Javier Martínez (figura central a la hora de entender los orígines del rock argentino).
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