17.5.12

Carlos Fuentes • 1928-2012

«Cada lector crea su libro, traduciendo el acto finito de escribir en el acto infinito de leer.»

Nos enteramos de golpe, como todos. Había partido Carlos Fuentes a los 83 años. Estaba internado en la Ciudad de México y hacía bien poco que se paseaba por la Feria de Libro en Buenos Aires dando cátedra, como para no variar.

Lo instantaneo es hablar de sus muchos premios, de que siempre será considerado parte esencial del famoso "boom" latinoamericano que estalló con el Gabo García Márquez o Mario Vargas Llosa -cuando Marito era otro tipo; uno de izquierda-. Lo repetido en los homenajes es dar cuenta de su Premio Cervantes de 1987, o el Príncipe de Asturias de 1994. Lo que consideramos interesante nosotros es seguir trayendo siempre al presente lo que regaló, lo que Carlos Fuentes le dió a la humanidad. La mejor forma es, claro, a través de las palabras.

- “Estamos ante una nueva edad, aún sin nombre pero con continuidad de cultura; hay nueva música, nuevos medios, nuevos libros, pero la imaginación y la memoria se siguen casando”.

- Haciendo gala de su entusiamo y su juventud eterna, hablando sobre Facebook o Twitter no dudaba en remarcar su carácter de herramienta que como tal pueden enriquecer la cultura: “Quienes los rechazan lo hacen porque no aceptan el cambio”.

- Carlos Fuentes sostiene que hay algo para celebrar en Latinoamérica: “La región pasó de la población a la ciudadanía, a conocer a cada uno”; pero todavía falta. “Un colombiano, un mexicano, un argentino saben qué cosa los identifica, y el idioma es muy importante, pero aún no hay demasiado respeto por lo que nos diferencia, en religión, en creencias políticas o en sexualidad”

- “La muerte espera al más valiente, al más rico, al más bello. Pero los iguala al más cobarde, al más pobre, al más feo, no en el simple hecho de morir, ni siquiera en la conciencia de la muerte, sino en la ignorancia de la muerte"

- “Recordar el futuro. Imaginar el pasado... Este es un modo de decir que, ya que el pasado es irreversible y el futuro incierto, los hombres y mujeres se quedan sólo con el escenario del ahora si quieren representar el pasado y el futuro. El pasado humano se llama Memoria. El futuro humano se llama Deseo. Ambos confluyen en el presente, donde recordamos, donde anhelamos.”


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Y una vez más las lógicas de este mundo interconectado y que se obstina en compartir información y sabiduría, nos regaló la chance a través de una amiga virtual y anónima -Baba O'Riley-, de cerrar un pequeñísimo pasaje dedicado a Fuentes con una parte más de aquello que se encargó de regalarnos a nosotros:

“El mundo fue creado por dos dioses, el uno llamado Corazón de los Cielos y el otro Corazón de la Tierra. Al encontrarse, entrambos fertilizaron todas las cosas al nombrarlas. Nombraron la tierra, y la tierra fue hecha. La creación, a medida que fue nombrada, se disolvió y multiplicó, llamándose niebla, nube o remolino de polvo. Nombradas, las montañas se dispararon desde el fondo del mar, se formaron mágicos valles y en ellos crecieron pinares y cipreses.

Los dioses se llenaron de alegría cuando dividieron las aguas y dieron nacimiento a los animales. Pero nada de esto poseía lo mismo que lo había creado, esto es la palabra. Bruma, ocelote, pino y agua, mudos. Entonces los dioses decidieron crear los únicos seres capaces de hablar y de nombrar a todas las cosas creadas por la palabra de los dioses.

Y así nacieron los hombres, con el propósito de mantener día con día la creación divina mediante lo mismo que dio origen a la tierra, al cielo y cuanto en ellos se halla: la palabra.

Pues la palabra era, al cabo, el poder gemelo que compartían los dioses y los hombres. Supimos que la caída de los imperios liberaba a la palabra y a los hombres de una servidumbre falsificada”.


”Las dos orillas”, parte de "El Naranjo", Edición 1993.

Carlos Fuentes Macías, Panamá, 11 denoviembre de 1928, México DF, 15 de mayo de 2012.
 
Un narrador extraordinario.