1.6.12

Sobre periodismo. Lanata, Sietecase y Ed Murrow

Hace unas semanas nos dieron ganas de vomitar cuando Jorge Lanata saludaba a Joaquín Morales Solá. Sobre todo porque parecían amigos de verdad. Ellos dos, y casi todo el grupete que el periodista panqueque -o un genio que no tenemos la capacidad de comprender- juntó en esa suerte de tribuna, parecían amigos. Imaginar ese escenario hace 10 años, comandado por Lanata, era algo absolutamente impensable. De la misma forma que hacérselo conduciendo un programa en un canal del Grupo Clarín, multimedios al que se cansó de denunciar en la que era su revista, Veintiuno.

Por suerte, porque no tengo demasiadas ganas de escribir, el amigo Reynaldo Sietecase respondió con altura, y dijo exactamente lo que pensamos en Está En Vos. De hecho, lo decimos bastante seguido al aire:

"... Es necesario señalar que una cosa es reclamar por más y mejores ruedas de prensa y otra distinta es esgrimir que en Argentina no se puede preguntar o incluso argumentar que por esa cerrazón oficial tienen problemas para hacer buen periodismo. Eso es falso. Muchos de los que reclamaron en la tele, el domingo pasado, consultan a diario a los dirigentes políticos del oficialismo en sus programas. Y si de interpelar a los políticos y funcionarios se trata, habría que recordarles a los colegas que en una democracia como la argentina, el Poder Económico suele tener tanto o más peso que quien llega por el voto popular a la Casa Rosada. Y que, por esa simple razón, los periodistas tenemos la obligación ética de interpelarlo."

Y hace unas noches, en ese espectáculo narcisista y celebratorio del ego como pocos que son los patéticamente llamados "Martín Fierro", Reynaldo redobló su apuesta personal, ya que unos minutos antes de que él se llevase su premio, había parecido que si Telenoche no existiese la democracia correría serio riesgo en este país. Y que si los muñequitos de torta que conducen sus noticieros de la medianoche no fuesen lo valientes que son animándose a "preguntar y no dejar de preguntar", esto en cualquier momento pasa a ser una dictadura.

“Escuché hoy a mucha gente hablar de las preguntas. El periodismo tiene como función esencial preguntar. Pero no sólo hay que preguntarle al poder político, sino también al poder económico, porque en una democracia como la que tenemos ambos poderes tienen a veces el mismo poder(...) Quiero dedicarle este premio  a todos los periodistas que no se creen fiscales de la patria, a los que se levantan sin creerse que el periodismo tiene como función aplaudir al funcionario tal o cual. Pero también quiero dedicarle este premio a los periodistas que creen que hay que se funcional a los grupos de poder, incluso a los que nos contratan. El periodismo es un compromiso ético de contar lo que pasa y explicar lo que pasa, y eso nos genera problemas, a veces con el poder económico, a veces con el político y a también con el que nos contrata. De eso se trata el periodismo, amigos."

Ya que estamos, y como de hablar del periodismo se trata todo esto en resumidas cuentas, encuentro en éstas líneas en lugar indicado para dar cuenta de algo que a menudo sale al aire en el programa, y es en el carácter contradictorio que encierran en sí mismas las lógicas informativas en este mundo de multimedios y de empresas gigantes que sólo buscan la máximización de ganancias y a la vez -o por eso mismo- tienen en su poder a los principales canales "informativos".

En 1958 Ed Murrow, uno de los máximos pilares del periodismo estadounidense -aquél del famoso "Buenas noches y buena suerte"-, dejaba clara la situación. Prestar especial atención al dato: hace 54 años ya se decía esto.

En un discurso que dió en la convención de la Asociación de Directores de Informativos para Radio y Televisión, Ed comenzó diciendo: “Puede que esto no le haga bien a nadie”. Y lo que allí se evidenciaba era la insostenible posición del periodista ejerciendo la radiodifusión en plataformas cuya evolución ha ido moldeándose por —y continuará creciendo así— una combinación imposible de noticias, entretenimiento, y publicidad.

Por eso, para seguir sumando y denunciar la actual perversión del periodismo, apelamos a Pascual Serrano, colaborador anónimo, amigo a través de la red,  quien dá cuenta de la penosa situación actual: "un panorama dominado por la búsqueda del beneficio empresarial que impide dedicar tiempo y esfuerzo a la investigación o el contraste de las noticias, connivencia con el poder político que supone ausencia de crítica al orden establecido, subordinación al mercado publicitario lo que conlleva el culto a la espectacularidad, simplificación y frivolidad para lograr la audiencia necesaria..."

Vale cerrar este escrito urgente y no muy corregido con una suerte de consideración final: El periodista debe ser valiente para transmitir sus principios sin miedo a molestar. Para escribir hace falta valor y, para tener valor, hace falta tener valores. Sin valores, más vale callar.