31.7.13

Encuentro 65 | Programa del 31 de julio de 2013

Miércoles en Está En Vos

Comienzo de un nuevo día con Está En Vos escuchando muchísimo más de lo que dice la letra de "Jujuy" de Divididos, adelantando lo que se vendrá mañana + Poco a poco, ingresando en el tema de la editorial. Palabras y poesía para León Ferrari, de la mano de Pablo Marchetti + El gran Louis suena, y el viejo Zimmerman sigue siendo indispensable en los primeros minutos + Viaje en el tiempo, 41 años hacia atrás, para recordar y recorrer "Conesa", disco notable de Pedro y Pablo + "Padre Francisco", justo en momentos de gatopardismo eclesiástico + Jamiroquai + Segunda línea editorial de la madrugada, con fragmentos de un discurso amoroso de Roland Barthez + ¿Cómo pensar lo impensable? Así, como lo hicimos + Selección sonora nocturna que incluyó Gorillaz, Gnarl Barkley y Groove Armada + De la amistad, con Eduardo Galeano + Del criminal orden sistémico, con Hervé Falciani + Por si la noche necesitaba poesía, alumbramos las horas + "Los indiferentes" + Saludos y mensajes a hermanxs del movimiento + Despedida con un clásico: León Gieco, un ídolo para nada imbécil: excusa para sonar "El imbécil  e "Ídolo de los quemados".


"El asunto es doblemente paradójico: por un lado, porque fue León el que había lanzado a Jorge Bergoglio al estrellato. Por otro, porque fue Bergoglio quien lanzó a León Ferrari al estrellato. Aquel año 2004, aquel diciembre, cuando se inauguró la retrospectiva de León en el Centro Cultural Recoleta, marcó un antes y después para ambos. Desde entonces, el cardenal se convirtió en Papa. Y también desde entonces el hasta ese momento artista contestatario pero ajeno al mercado del arte se convirtió, primero, en el más cotizado del país y, luego, en el ganador de la Bienal de Venecia, el premio más importante del arte en el mundo. Y en más cotizado, claro. En 2004, el entonces cardenal Bergoglio encabezó la cruzada contra la muestra retrospectiva de León Ferrari en el Centro Cultural Recoleta. El argumento de Bergoglio tenía su lógica ideológica: decía que no quería censura, simplemente no quería que se pagara con el dinero de los contribuyentes una muestra blasfema, injuriante contra la fe católica. Y justamente esa es la discusión que quería dar León: ¿cómo es posible que el Estado sí sostenga económicamente un credo (en este caso, la Iglesia católica) pero no pueda solventar una muestra de arte? ¿Está bien que el Estado sostenga el arte sacro del Museo de Bellas Artes, pero mal que sostenga el arte blasfemo de León?".

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