15.8.14

Palmas "estaenvoseanas" para Szifrón.

Azarosas razones existenciales me colocaron el pasado sábado por la noche ante el no tan grato acontecimiento de observar fragmentos del programa de Mirtha Legrand. No recuerdo todos los personajes presentes (sólo a Luciana Salazar y Fabián Doman, dos cooptados por la cultura del poder, cada uno en lo suyo y a su modo, pero cooptados al fin) pero sí la asombrosa simpleza de las conversaciones y los pensamientos vertidos en esa mesa (la que algunos llaman "La mesa de la señora"). Tenia pensado comentar algo al respecto en el Episodio 19 de Está En vos, el del pasado domingo 10 de agosto, pero finalmente preferí tratar otros temas.

El lunes 11 me levanté -en mis clásicos horarios del mediodía- escuchando desde la cama a alguien -que en ese momento aún no sabía quién era- que se despachaba con conceptos notables sobre la pobreza estructural necesaria para el funcionamiento del sistema capitalista. La patroncita, seguidora de aquello de levantarse por las mañanas, estaba viendo De 12 a 14. Había un resumen de lo que había pasado en el programa de Legrand el domingo al mediodía. El que hablaba era Damián Szifrón. Resulta que al otro día del desatino que me tocó presenciar el sábado por la noche, la mesa de "la señora" contaba con los protagonistas y el director de "Relatos Salvajes". En muy pocas oportunidades en mi vida -debo ser honesto- escuché algo que provenga de la televisión y me obligue a "levantarme" (al canal Encuentro lo suelo mirar ya bien despierto). Las palabras de Szifrón (que todavía no sabía que eran de Szifrón) calaron hondo en mi aún dormido organismo, y casi como si tuviera un resorte en el culo salí disparado a revelar mi duda.


***

Lo de Szifrón en la mesa de "la señora" yo lo defino con una sola palabra: magistral. Y también por qué no con otra: esperanzador. ¿A qué me refiero? En mi caso individual, a pocas horas de experimentar -una vez más- la vergüenza ajena que suele provocarme escuchar razonamientos simplones, simplistas, rápidos y reaccionarios sobre los supuestos "temas de interés general" (en la mesa de Legrand del sábado), me enteraba que en ese mismo lugar, con un grado de argumentación exquisita -de esos que obligan callar la soberbia del ignorante -en este caso de la ignorante, que vendría a ser "la señora"-), en ese mismo lugar, decía, un individuo, Damian Szifron, argentino, joven, director, talentoso como pocos en lo suyo, decía, por caso: "EL CAPITALISMO ES ASI. SE BASA EN ESA DESIGUALDAD. O SEA: VOS NO TRABAJAS DE BASURERA (¡y se lo dice a "La señora", qué maestro!), VOS NO HACES ESE TRABAJO. HAY ALGUIEN QUE LO HACE. ESTE SISTEMA NECESITA QUE HAYA GENTE QUE NAZCA POBRE PARA ACEPTAR ESTOS TRABAJOS."

Yo he sabido tener contratiempos con personajes inesperados por esto de llamar a las cosas por su nombre (algo que no me interesa en absoluto: en eso creo y eso -a llamar las cosas por su nombre me refiero- seguiré haciendo). ¿Sabés entonces que alegría me genera a mí escuchar que en ese lugar se diga, tan solo se declame la palabra "capitalismo"? Ese acontecimiento que para algunos será menor, insípido, tan de otros tiempos, efímero, insignificante, a mí me llena todo mi ser de esperanza.

Escuchar todas y cada una de las palabras y reflexiones de Szifron -especialmente las suyas, aunque las de Darín -como siempre- también serán notables- fue abrirse nuevamente a una práctica no casualmente olvidada (sobretodo en un medio tan del Poder como la televisión): me refiero a la saludable y urgente necesidad de poner en tela de juicio lo más estructural del entramado socio-económico-financiero en el que estamos inmersos. Szifron "osó" cuestionar absolutamente todo el esquema sistémico, en un ejercicio majestuoso repleto de contradicciones -porque de eso se trata- que del lado de la personificación más hedionda del "sentido común" ("La señora") no pudo encontrar como respuesta más que la negación y desestimación absoluta (tan propia de todo sujeto soberbio) y por poco un enojo seguido de su correspondiente agresión.

"¿QUE GOBIERNO NO TIENE ASPIRACIONES DE TERMINAR CON LA POBREZA?", le dirá "la señora" al director (llamándolo previamente por su apellido. En rigor le dijo: "Szifron, ¿QUE GOBIERNO NO TIENE ASPIRACIONES DE TERMINAR CON LA POBREZA?", estableciendo así una clara diferenciación con su conocido -por tanto más amigable- Ricardo Darín, al que llamó más de una vez "Ricardito" (la enorme capacidad de Ricardo para manejar situaciones complicadas sin nunca salir mal parado y diciendo siempre (pero siempre) lo que piensa, sería motivo de otro ensayo). "¿QUE GOBIERNO NO TIENE ASPIRACIONES DE TERMINAR CON LA POBREZA?", preguntará entonces Legrand, y Szifrón, convencidísimo de su posición, posición que se nota trabajada, sustentada en conocimientos profundos (y ya infinitamente más cómodo en esa suerte de debate que esa mujer que se descolocará en toda coyuntura que no la erija como El Poder, La Autoridad, que no la asuma como dueña final de la verdad verdadera) responderá:

"NINGUNO. NO ES VERDAD QUE QUIEREN TERMINAR CON LA POBREZA. SI ESTE SISTEMA NECESITA POBRES. NECESITE GENTE QUE NAZCA POBRE Y QUE ESTE DISPUESTA A HACER TRABAJOS QUE NADIE MAS QUIERE HACER.

ESTO EXISTE PORQUE ES NECESARIO. HAY GENTE QUE ESTA CRIADA PARA PRODUCIR. LA CLASE BAJA. Y HAY GENTE, LA CLASE MEDIA, QUE ESTA CRIADA PARA COMPRAR COSAS. ENTRE LOS CUALES ESTAMOS NOSOTROS".

Con astucia, Szifrón cierra su argumentación sabiéndose parte, sumándose al lugar que sabe que ocupa, desactivando así, por si hacía falta, toda futura, rápida, estúpida y tan televisiva crítica que lo quisiera tildar justamente a él de "soberbio".


***

Dice Guy Debord en "Comentarios sobre la sociedad del espectáculo", de 1988: "Se ha acabado con aquella inquietante concepción, que dominó durante doscientos años, según la cual una sociedad podía ser criticable y transformable, reformada o revolucionada. Y esto no se ha conseguido con la aparición de nuevos argumentos sino simplemente porque los argumentos se han vuelto inútiles. Con este resultado se medirá, más que el bienestar general, la terrible fuerza de las redes de la tiranía”. Por eso mismo -y aspiro a tu capacidad ya desarrollada de relacionar (saber es saber relacionar)- no solo celebro todas y cada una de las palabras de Damian Szifron sino que también, y mucho mas especialmente, remarco su carácter profundamente esperanzador. Sus críticas hablan nada menos que de un futuro, entendiendo por este la realización de algo nuevo y trascendental y no la tendencia propuesta y triunfante de la repetición incesante de un presente intrínsecamente injusto y obsceno.

Será capaz de muchísimo Szifrón en aquella ya histórica mesa de "La señora". Cuando Oscar Martínez -de flojo desempeño teórico, al menos en esta ocasión- le habla de un país en el que él vivió, esa argentina capitalista del progreso, de la "ascendencia social", Szifrón redoblará su apuesta y osará cometer una especie de crimen del pensamiento para la televisión (e incluso para la Argentina "nacional y popular" y derivados). Pondrá nada menos que bajo el manto de la duda la más potente de las ideas del universo político-capitalista-democrático-representativo: la del progreso, "MOVILIDAD SOCIAL ASCENDENTE IMPLICA QUE HAYA ALGUIEN ABAJO. Y A MI NO ME GUSTA QUE HAYA ALGUIEN ABAJO. INTELECTUALMENTE NO LO PUEDO SOSTENER."

Todas las reflexiones de Szifron incomodaron y lejos de hacerlo por lo desacertado y desatinado de sus supuestos, lo hicieron precisamente por lo acertado y verdadero de sus enunciados esenciales: "VIVIMOS EN UN SISTEMA GLOBAL QUE REQUIERE DE GENTE POBRE. ESTE SISTEMA NECESITA QUE HAYA GENTE DISPUESTA A TRABAJAR POR SALARIOS BAJOS" o "La inseguridad es producto de la desigualdad" serán  sentencias fruto de un individuo que indudablemente piensa acertadamente, que comprende en esencia causas y consecuencias. Que ha tenido el coraje de hacerse a si mismo capaz de percibir analogías, de dar cuenta de los errores de lógica y de comprender los razonamientos más sencillos, aún cuando estos -o especialmente cuando estos- resultan ser contrarios a los hegemónicos.


***

Damián Szifrón propuso con sus ideas, críticas y reflexiones "al voleo" un camino de superación (seguramente sin siquiera proponérselo). Un sendero fundamentalmente revolucionario que no tiene por qué dilucidar ni demostrar (nos) él (ni nadie), puesto que si por algo deberá caracterizarse un universo social que pretenda trascender al actual será por no basarse en la soberbia potestad que se terminan abogando algunos de dirigir a las mayorías.

En uno de los programas más tristemente celebrados por el mundo televisivo argentino, Damián Szifrón se vació de conceptos pre-establecidos, de pre-juicios, y se animó a través de sus palabras a cuestionar prácticamente todo.

Al menos a mí me llenó de alegría y de esperanza. Vayan para usted estas palmas, amigo Damián Szifrón.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario