16.7.07

Cambiar algo para que nada cambie

Para hablar de la frase que le da titulo a esta entrada tenemos inevitablemente que relacionarnos con un término que va a estar muy bueno analizar: el Gatopardismo.

El Gatopardo es una novela del escritor italiano Giuseppe Tomaci Di Lampedusa que cuenta la historia de Don Fabrizio, príncipe de Salina, quien veía amenazado su poder por una revolución que prometía cambiar toda Italia. El sobrino del príncipe, Tancredi, se uniría a las fuerzas revolucionarias enemigas. El principe obviamente no pudo creer que esto sea así y cae en desgracia al escuchar la noticia, pero lo que no sabia es que en realidad Tancredi le daria a conocer a su tio el significado de gatopardismo..."Tio, -le dijo-, todo va a estar bien. Si los revolucionarios ganamos, yo desde el poder cuidaré de ti y la familia, pero si tus fuerzas ganan, espero que tu hagas lo mismo. La cuestión es que la familia saldrá intacta..."
Así, Fabrizio y Tancredi se asocian en secreto a través de una suerte de pacto familiar, bien al estilo siciliano. Un pacto que va mucho más allá de las circunstancias políticas a la que cualquiera de los dos se haya envuelto,"afiliado"...

De esta manera el gatopardismo comenzaria a ser utlilizado como un término eminentemente político (aunque vamos a extender el uso del término más adelante) que habla de la actitud de quienes, calladamente opuestos al cambio son los que lo promueven para que justamente nada cambie, así evitando los reclamos a favor del cambio real. La multitud se entusiasma en las calles y en las plazas porque cree que todo está cambiando, cuando en realidad, en discretos salones, los entendidos saben que todo sigue igual.

Cambios contundentes en gabinetes, persecuciones mediáticas a enemigos políticos, giros radicales y que llevan como mensaje una "limpieza y un cambio de rumbo", una "nueva política", en realidad están diseñados para dar la impresión de que todo cambia, con el último propósito de que nada lo haga.

Pero sin dudas que este término puede hacerse mucho más amplio, y no quedarse únicamente en la esfera de lo que solemos llamar "política". Porque luego de leer lo anterior queda claro que el "Gatopardismo" es, también, la manera de llamar a cualquier reformista o revolucionario que cede o reforma una parte de las estructuras para conservar el todo sin que nada cambie realmente, de raíz. Y cuando hablamos de "reformistas" o "revolucionarios", hablamos de una forma de ser, de una actitud para romper con ciertos preceptos y prejuicios instaurados.

Ejemplos que se nos deben venir a la cabeza después de leer todo esto, miles. Pero en este caso, no pensamos sólo en "políticos". ¿Seria muy equivocado pensar que quizás los primeros gatopardos somos nosotros mismos, quienes en teoría buscamos un cambio de raíz, para con el tiempo darnos cuenta que no hicimos más que entrar en algo que nada va a cambiar efectivamente, ni siquiera nuestra propia vida?

Si esto es realmente así, es un argumento más para replantearnos muchas cosas, ya que es sabido (o deberia serlo) que si no cambiamos de fondo cuestiones de nuestra propia vida es aún más ilusorio pensar en cambiar a los demás...

(*) Nota: La foto de la nota pertenece a la película "IL gattopardo", dirigida por Luchino Visconti y estrenada en 1963. Los protagonistas de la extensa película fueron Burt Lancaster, Alain Delon y Claudia Cardinale.

Por Santi Grandi & Chueco García.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario