8.3.08

La cumbre de los abrazos

Como una buena película para ver el viernes por la noche, en la que el final es siempre feliz y esperanzador, la cumbre de la Paz desarrollada en República Dominicana dejó a mi entender una muy buena señal, a pesar de haber sido bastante tediosa por momentos y muchas veces parecer que se perdia en un mar de cientos y cientos de palabras, vacías de contenido real.

El conflicto Colombia vs. Venezuela / Ecuador tuvo un buen desenlace cuando luego de horas y horas de acusaciones, palabras cruzadas y varios agravios importantes, todos los presidentes se estrecharon las manos, se abrazaron fraternalmente y posaron para las cámaras. Como una fuerte trifulca entre hermanos, los mandatarios latinoamericanos parecieron entender que de nada servia seguir peleandose, y con muy buen tino decidieron pedir disculpas (por un lado), aceptarlas (en teoria) por el otro y terminar la historia feliz (todos juntos).

Más allá de los gestos simbólicos y del obvio y muchas veces lógico y fundamentado exceptisísmo que existe cuando algo parece estar "bien" por estas tierras (así de acostumbrados a lo "malo" estamos), lo cierto es que la cumbre de este viernes cumplió a la perfección su finalidad, y esto es algo irrefutable. Al empezar el día, el clima de tensión seguia bien alto; las acusaciones provenian de todos los bandos y, para ser sinceros, las probabilidades de terminar la cosa hoy mismo no eran muchas.



Pero el diálogo, muy bien encaminado y mediado por el presidente de República Dominicana, terminó ganando y, acertadamente, sin importar cuánto fuese el tiempo empleado para hablar y brindar argumentaciones, se dejó a cada mandatario exponer sus "verdades". Todos hablaron, se pasó de momentos de suma tensión a otros de relativa coordialidad y diálogo sereno y hasta fraternal, siendo este espíritu (según se vió) el que prevalecería al final de la jornada.

El diálogo multilateral latinoamericano sumó de esta forma otra importante página en su historia reciente. Insisto, sin importar demasiado consideraciones que pueden ser válidas en otras charlas en las que se discutan más de fondo ciertas cuestiones, la realidad muestra que los presidentes se miraron a la cara a la hora de hablar, se dijeron lo que se tenian que decir ante la atenta mirada de los demás mandatarios, y llegaron un buen rato después a buen puerto. Abrazos, saludos y promesas de cooperación conjunta fue el saldo final. ¿Inesperado? Puede ser. Pero que "hablando se entiende la gente", la mayoria de la veces es verdad, sólo hay que darse la oportunidad (sin límites de tiempo, queda claro).

Me gustaria volver sobre estas últimas apreciaciones personales al decir que considero de una enorme importancia el hecho de que todo haya sido cara a cara. Sin organismos de por medio, sin personas que "dan la cara" por el "gobierno", sin medios de comunicación, sin nada. Presidente contra presidente, al mejor estilo "mano a mano". De la forma que se tienen que solucionar todos los incovenientes, desde los más sencillos e inocentes de la vida, hasta cuestiones de tanta relevancia como ésta que, quieran algunos o no, involucra a todos los Latinoamericanos.

Para terminar, otra opinión personal: Hoy, en la cumbre, hubo otro motivo más para sentirse orgullosamente Latinoamericano. Habiendo tanta guerra, odio, y sobre todo unilateralidad en el mundo, es muy agradable saber que se vive en una tierra en la que el diálogo civilizado entre los presidentes (vengan de donde vengan) prevalece al final.

Por Santi Grandi & Chueco García.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario