30.6.08

Argentina 1978

El ambiente televisivo de la semana pasada estuvo marcado por la gran cantidad de especiales referidos a los 30 años del campeonato mundial ganado por Argentina. La gran mayoría (al menos de los que vi) tenian una clara impronta crítica: la cuestión pasaba por develar secretos, mitos y verdades entorno a una competencia que ya antes de comenzar se encontraba manchada por muerte, desapariciones y torturas y contaba con la desaprobación de muchos medios internacionales.

En Espn por ejemplo, el especial era eminentemente "deportivo", por llamarlo de una manera. Entrevistas a los protagonistas, anécdotas divertidas, recreaciones de goles y momentos inolvidables. Pero poco, casi nada sobre el trasfondo político y social. Sí muchos, muchísimos intentos de desligar a la selección de fútbol de los militares, al éxito logrado con algún arreglo de antemano. Aclarar, en este sentido, que el 6-0 a Perú fue resultado del increíble hambre de triunfo de un equipo que habia encontrado en Rosario un envión anímico extraordinario.

En el caso del especial del canal Encuentro, era lógico encontrarse con otra mirada. Acá la cosa pasaba por revelar otros detalles. Como viene pasando hace muchos años ya, con publicaciones escritas o audiovisuales en las que periodistas independientes bucean en lo profundo, en las causas, en lo que no es automáticamente visible a los ojos. En la final del mundial, ¿Holanda queria ganar? Retomando el paradigmático partido en Rosario, Perú (y en especial su arquero, el gato Andrada) ¿le dieron una pequeña mano a la Argentina? ¿Será verdad el testimonio de un jugador de aquel combinado peruano que asegura que antes del partido Videla entró al vestuario visitante a "desear suerte"? ¿Por qué Mario Kempes se esfuerza en negar rotundamente aquella historia?

En cualquiera caso, el que intente por cualquier medio desligar el Mundial 78 con la realidad del país y los militares que lo gobernaban, caería en la mayor de las ingenuidades. Nadie estaba exento: los jugadores Holandeses, por ejemplo, aseguraban que de ninguna manera recibirían ninguna copa o distinción de manos de un dictador como Videla. Sin embargo, los integrantes del equipo argentino insisten en convencer que aquello fue sólo un equipo de fútbol, el mejor del mundo, y que ellos eran simples pobladores de un país convulsionado que desconocian absolutamente las atrocidades cometidas por las juntas militares. Y así cierran el tema.

Por otra parte, no menos importante, nos encontramos con otro aspecto central del Mundial Argentina 1978: los medios de comunicación, y en particular los diarios. Y dentro de ellos, varios protagonistas (directivos, periodistas) que con empalagosas palabras ensalsaban la imágen de un gobierno de facto asesino.

Leyendo una nota de Jorge Lanata en Crítica Digital, me encontré con varias citas textuales de los diarios en aquellos tiempos. Al apoyo descarado de Clarín y La Nación al accionar de los militares, le podemos sumar las desconcertantes palabras de Ernesto Sábato. Digo desconcertanes porque sorprende (siempre me sorprendió) escuchar a señores preparados, cultos, de los que en teoría son "inteligentes", defendiendo a un gobierno que asesina, desaparece personas y roba bebés.

A 30 años del primer mundial ganado por Argentina, las cosas siguen siendo bastante turbias. Casi no habrá manera de no caer en suspicacias y sospechas que serán eternas ante la imposibilidad de llegar alguna vez a una verdad definitiva. Joan Havelange, ex-presidente de la FIFA, aseguró durante la semana pasada justamente que el de Argentina no fue un mundial "arreglado", ayudando a la tésis "oficial" de jugadores, ayudantes y el mismo Flaco Menottí. Sin embargo, no se trata directamente de ello la polémica armada alrededor de la obtención del campeonato.

El oportunismo de un régimen militar asesino y despiadado, la complicidad de dirigentes, jugadores, periodistas y empresarios, el cinismo de festejar exultantes en las calles la victoria de un equipo de fútbol cuando a pocas cuadras se torturaba a personas. Éstos pueden ser sólo algunos de los puntos interesantes a la hora de analizar y mirar la historia. Por más que la Selección Argentina haya ganado el Mundial "en buena ley".

A continuación, frases y fragmentos de editoriales de aquellos años. Fijense (y recuerden)algunos nombres: Joaquin Morales Solá, la Señora de Noble (Diario Clarín), Ernesto Sábato...

Hemos retornado a la necesidad de fundar. Pocas frases pueden sintetizar el sentido de una voluntad política colectiva con menos palabras que las que empleó el brigadier Agosti. En efecto, todo el Proceso de Reorganización Nacional responde a la voluntad de las Fuerzas Armadas de actuar históricamente con un sentido fundacional” –publicó La Nación, en la columna editorial, en plena dictadura.

La palabra presidencial, sin buscar aplausos anticipados, ha fijado un rumbo apto para la solución de los problemas nacionales. Y como el mismo Presidente lo expresa, el acierto de las decisiones del gobierno será en definitva el que suscitará la adhesión de la mayoría de los argentinos” –editorializó Clarín en junio de 1976.

A pesar del boicot organizado por terroristas en distintas capitales de Europa. A pesar de las consignas subversivas que circularon clandestinamente con instrucciones de alterar el orden. A pesar de las presiones de ciertos periodistas extranjeros que empezaron criticando y ahora elogian. A pesar de todo y contra todos los argentinos hicimos el Mundial”, editorial de la revista Gente, 1 de junio de 1978.

“Legítimo orgullo nacional. La Argentina mostró al mundo rostro noble, alma limpia y corazón abierto. Una respuesta al desafío de los profetas del odio”, tituló el vespertino La Razón.


“Este Mundial reveló que el pueblo argentino está ansiando hacer algo positivo, después de infinitas frustraciones –le dijo a Clarín Ernesto Sabato–. Reveló un profundo sentimiento nacional (…) ojalá sirva para crear las bases de una nación en serio, para permitirnos levantar un país donde haya teléfonos que funcionen, hospitales que sirvan, maestros honrosamente pagados.”

El autor de Sobre héroes y tumbas encarnaría, sin pensarlo, una metáfora de la clase media argentina: ya había apoyado el golpe de Onganía y luego el de Videla, más tarde le tocaría decender

“Clarín organizó un partido de homenaje a los campeones del mundo cuando se cumplió un año del Mundial, contra el Resto del Mundo. Estaban en el estadio Videla y la señora de Noble con un tapado blanco. Clarín de aquellos años se manejaba con la AFA y con la Junta. Pedía algo y se lo daban sin problemas”.

El 4 de junio de 1978 escribía, en Clarín, Joaquín Morales Solá: “Los argentinos tuvieron oportunidad de ver al presidente Videla, en su primera experiencia multitudinaria. Improvisó un breve discurso que siguió la línea conciliadora y pacifista habitual en el primer mandatario”.


Por Santi Grandi & Chueco García.

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