31.7.08

Esa boquita ya tiene mucha caquita.

La sensación que se tiene cuando se ve a Jorge Capitanich es, para la mayoria de la gente que conozco, la de una persona leal a su partido, obsecuente como pocos y ferviente admirador de la obediencia debida. Otros simplemente lo llaman chupa culo del poder central, y quizás lo definen mejor y con menos palabras.

El señor, uno de los gobernadores más acerrimamente seguidores del cada segundo más devaluado "modelo K", accedió al ejecutivo de la provincia del Chaco el año pasado y, como no podia ser de otra manera, prometió hacer justamente lo que una vez en el poder no iba a hacer de ninguna manera. Como para demostrar su concordancia con la lógica de sus amos Néstor y Cristina.

Una de sus promesas fue el programa asistencial para atender el urgentísimo déficit alimentario, sanitario y habitacional de los pueblos originarios que habitan el impenetrable chaqueño. Dicha promesa de campaña se montó a principios de año, pero sorpresivamente hace unos 40 días que "se discontinuó", como lo denunció el coordinador del Centro de Estudios Sociales Nelson Mandela, Rolando Núñez.

Pasado en limpio, algo así como 2300 familias que habitan lo que se denomina como el "triángulo de la muerte" (ubicado en una de las zonas más vulnerables del monte chaqueño) no están recibiendo ninguna ayuda. Más allá de que el plan haya sido oficialmente puesto en marcha a principios de años, cumpliendo así una de las promesas de campaña, Nuñez habría advertido desde el comienzo que las medidas adoptadas de ninguna manera eran suficientes. ¿Gatopardismo por parte de un gobernante K? Che, pero qué raro, ¿no?

El plan, entonces, que ya no sigue "funcionando", sigue dejando relegados a los mismos relegados de siempre. Sigue manteniendo bien en la base a los mismos marginados, y en este caso en particular a descendientes de los mismos marginados, excluídos y segregados de hace 500 años. Mientras el señor Capitanich participaba activamente como gobernador chupa ojete en lo que duró el conflicto entre el gobierno y el campo, y estaba en varios de esos actos montados para que Cristina hablara y jamás dijera algo, el 58% de la población originaria de la región chaqueña en cuestión sufre del mal de chagas. A todo esto sumemosle el terrible flagelo que sufre la provincia del norte por estas semanas relacionado a las sequías y la falta de agua. ¿Y las respuestas del gobierno de Capitanich? ¿Alguna vez tomarán alguna decisión de fondo, en lugar de entregar bidones de agua "gratis" cuando tienen la soga bien hasta el cuello?

Conforme estos señores (un hijo de puta como Capitanich, en este caso) tan aficionados al gatopardismo histórico de la clase política argentina sigan presentándose a elecciones prometiendo cosas y pronunciando palabras que represetarán luego el opuesto a su verdadero accionar, la cosa nunca va a cambiar. O mejor dicho, cambiarán 2 o 3 pelotudeses, para que efectivamente nada, nunca, de raiz, cambie.

Mientras tanto, todo sigue igual. Capitanich seguirá "ejerciendo" la gobernación de su provincia, cobrando por derecha y por izquierda, los pobladores orignarios, pobres e indigentes se seguirán cagando y muriendo de hambre y un habitante del Chaco tendrá que pagar 12 pesos una botella de agua mineral. Para pasar factura, a esperar al próximo gobierno por favor. De otro signo político, si es posible.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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