25.7.08

10 y 19

Las comparaciones son odiosas, dicen los periodistas deportivos (siempre tan proclives a las frases enlatadas) de los medios masivos de comunicación. Pero igual, siempre comparan. Entonces, por ejemplo, el día que Lionel Messi hizo un gol ante el Getafe que fue demasiado parecido al de Diego Maradona a los ingleses en el Mundial 1986, llegaron a hacerse superposiciones de imágenes para ver cómo, segundo a segundo, gambeta a gambeta, el gol era el mismo. Lionel habia emulado una vez más a Maradona. Y es algo lógico che, una consecuencia de ser el "heredero" de turno del eterno 10.

Ahora bien, la cuestión creo que pasa por entender que lo que Maradona representó no fue sólo un excelentísimo jugador de fútbol (sin dudas, el mejor de toda la historia). No. Diego fue mucho más que eso. Fue una persona politicamente incorrecta en muchas oportunidades, fue el "chico malo" que no transó con la FIFA y se comió el garrón del 94. Fue (y es) el que defiende - siempre -la figura del jugador por sobre cualquiera cosa. Fue (y es) también el mismo que abrazó a Menem, se tatuó al Che, se afilió al Partido Justicialista, apoyó y votó a Cristina y felicitó a Cobos. Contradictorio, como buen argentino.

El comparar constantemente a la enorme cantidad de próximos Maradonas con Maradona ha sido una práctica inútil durante los últimos 15/20 años por el claro motivo de que Maradona hubo y habrá uno sólo. Casi de la misma manera que Los Beatles en la música constituyeron la síntesis perfecta en lo suyo (por una multiplicidad de factores que no viene al caso analizar), Diego Maradona fue, esto sin dudas, la conjunción perfecta de técnica, habilidad, gambeta, velocidad, pasión, entrega y personalidad.

Y a hacer un alto ahí. Dije "personalidad", y quizás ahí está la gran diferencia. ¿Quién podría dudar que Ronaldinho tiene facultades técnicas para ser fácilmente comparado con Maradona? Creo que pocos. Ahora bien, comparen (ya que gusta tanto hacerlo) el Diego de los 28 años con el Gaucho de hoy día, recién traspasado al Milán. Ya entendieron.

Dije "personalidad". En éstos días Lionel Messi (el heredero) no tiene definida su participación en los Juegos Olímpicos. El Barcelona no lo quiere ceder (aunque por reglamente debe hacerlo) y el pibe (que ya tiene 21) está siendo tironeado por un lado y el otro. Se escuchan voces de todos lados, se escucha al capo mafia que maneja la AFA, se escucha a la FIFA, se escucha al equipo catalán, pero no se escucha a Messi. Lio dijo en su momento que le encantaría estar en un juego olímpico por lo que representa para un deportista, pero sin embargo, todavía no decide para dónde ir.

Era cuestión de tiempo esperar las palabras de Maradona al respecto, y uno que podría esperar diplomacia por parte del "pelusa" debido a su gran relación con el pibe, se sorprendió cuando tiró con todo: "A Messi le falta carácter, debe decidir por sí mismo". Queda claro. Un buen mensaje, y un buen consejo. De la misma manera que decide encararse y clavarse alguna que otra (si esos rumores son ciertos) chateando con Luciana Salazar, deberia decidir que todo los compromisos (económicos) le chupen un huevo y hacer lo que, en teoria, desea.

Pero Messi no es Maradona. Emular a Maradona haciendo un gol como el que le hizo a inglaterra puede que, en el fondo, sea mucho más fácil que tomar como referencia aquellas mismas actitudes que hicieron al nacido en Villa Fiorito el jugador de fútbol más grande de la historia, que jugaba lesionado, un domingo, un feriado, la final del mundo o un amistoso pedorro con su selección. Porque eso era lo que queria. Y eso era lo que hacia. Mejor que nadie.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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