17.9.08

El disco que viene en Está en vos

Saber es saber relacionar, me dijeron muchas veces. Relacionar el título de un disco como "La era de la boludez" con el universo kitsh ante el que sucumbía la Argentina en los años 90 es un ejercicio sencillo para todo aquel que, con ojo sumamente crítico, recuerde lo que fue una década olvidable por donde se la mire. O quizás no del todo, ya que musicalmente existieron discos sencillamente impresionantes.

Divididos es un grupo de rock argentino. De rock latinoamericano. Eso queda claro a esta altura, en 2008, y con la agrupación que lideran Mollo y Arnedo como una de las más masivas y consagradas de los últimos tiempos. Pero en 1993 Divididos recién estaba terminando de salir de la sombra (enorme, por cierto) de Sumo y un tal Luca Prodan. Habian editado "Acariciando lo áspero" hacia unos años y así comenzaban a darle forma al ahora clásico sonido "Divididos".

Ese "clásico sonido", es un sonido bien de rock argentino. Esa rara mezcla entre un estilo musical creado por yanquis y adaptado a los más notables sonidos autóctonos, de nuestra tierra. En este sentido, vale aclarar, "La era de la boludez" se transformó para muchos en una contrafigura "nacional" ante tanta relación carnal con los patrones del norte, ante tanta falta de patriotismo y privatismo indiscriminado. Claro que el riesgo de que ese nacionalismo sea excacerbado existía, y Ricardo Mollo se tenia que encargar de dejar las cosas claras en entrevistas de aquella época: "La gente se apropió de Divididos para expresar algo que estaba latente. Cuando nos pusimos un poncho o subimos un caballo al escenario fue para provocar, no para mostrar patriotismo. Pero había una necesidad de identidad y el nacionalismo termina siendo el de la z , el que busca que se muera el otro".

"La era de la boludez" es un sensacional disco que me genera ganas de analizarlo desde la grandeza de su título, como lo destacado de su contenido musical. Para empezar por lo último, las canciones que lo componen se pelean por el título de "la mejor" de la obra. De todas maneras este calificativo, bajo un parámetro masivo, se lo llevaria "¿Qué ves?", descollante pieza en la que Divididos superpone un reggae con un ritmo 6 x 8, y cuenta con la soberbia colaboración de Gustavo Santaolalla en el charango.

Rock y música autóctona. La influencia de Santaolalla se sumó a la de Arnedo (hijo de un folclorista) y a la del batero Federico Gil Solá y así nacieron piezas como "Huelga de amores" y "Ortega y gases". "Indio dejá el mezcal", por su parte, integra una lirica claramente autóctona con una especie de jam psicodélica que termina conformando uno de los puntos más altos del disco.

La versión de "El arriero", tema eterno de Atahualpa Yupanqui, se suma a la larga lista de canciones de "La era de la boludez" que hablan a las claras del mote de disco "nacional". El tema, que cuenta casi con seguridad con alguno de los mejores solos de Mollo, comprende un blues cantado de una forma desgarradora que eriza la piel. Un clásico flolclore, versionado de tal forma que se transforma en otro nuevo clásico. Del rock.

El disco tiene todo. Porque el que quiere escuchar un rock potente cuenta con "Rasputin" o "Paisano de Hurlingham". Aquel al que le gusta ver a una banda mostrando sus tendencias más experimentales, se sentirá satisfecho cuando escuche "Tajo C" o el instrumental "Pestaña de camello". Y la variedad sigue, porque a "Dame un limón" se le suman temas con claras influencias funk, como "Salir a comprar" y "Salir a asustar".

La era de la boludez encierra en sí mismo a uno de los mejores discos de la década pasada, como a una de las mejores definiciones (cortita, precisa) de lo que fue la mentira menemista. La burbuja ante la que sucumbía todo un país decididamente no sedujo a todos, y había personajes que, aún en el apogeo máximo de amor al neolineralismo del riojano (año 1993), supieron leer la realidad. Mollo, Arnedo y compañia formaron parte de ese grupo que, para suerte de muchos, supieron lo que pasaba y salieron a gritarlo a los cuatro vientos.

Es por ello que Divididos con esta obra mostró mucho más que una excelente pieza repleta de rock, funk, y psicodelía mezclada con sonidos autóctonos. Divididos mostró, quizás sin buscarlo decididamente, otra forma de leer e interpretar al país y a la sociedad. Una suerte de antídoto al reinado de la estupidez. Una forma de contrarrestar el avance de la era de la boludez.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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