21.9.08

Si yo no, vos tampoco.

Curiosa tendencia esa de buscar cerrar la boca de los demás, una vez que uno se convence de que tiene cerrada la suya. Cuando la teorica realidad te pasó por encima, cuando no queda ningún rastro de esperanza ni idea clara y personal, aparece el conformismo. Con el conformismo, aparecen los lugares comunes, las frases hechas, las ideas preconcebidas. Y dentro de todo este grupo lo único que se visualiza se reduce a una suerte de deseo ferviente de que el otro sufra lo mismo que uno. Algo así como: "si yo no puedo soñar, voy a hacer todo lo posible para que vos tampoco puedas hacerlo".

Curiosa tendecia, como decíamos, que de todas maneras se entiende y encuentra sus bases en el temor, la cobardía y la falta de convencimiento. Pero también en el egoísmo. Si ya dejaste que este "sistema" te pase por encima, te amolde, te procese y te reduzja, podrías al menos hacer el intento de estimular al otro para que no sufra lo mismo. Pero está claro: esa sí que no es la tendencia.

La triste tendencia de la que estamos hablando es dejarse cerrar la boca para después llevar a todo el que te rodee hacia la misma dirección. Algo sumamente funcional, mire por dónde se lo mire.

Sin embargo, y por suerte, creer que esto va a dar siempre resultado es un viejo error. Pensar que por decirle a alguien "no che, no vas a poder", o " ¿de qué sirve lo que hacés? si al final no hacés nada", va a finalmente convencerlo de que sus intentos son en vano, es en muchas ocasiones improbable, o directamente imposible. Porque cuando existe convencimiento, convicción y confianza en lo que se hace, lo de afuera existe sólo para estimular. Y todo aquello que venga del exterior, buscando cerrar tu boca o hacerte dejar de soñar, aparece y se va. De nada sirve.

La convicción es respetarnos a todos y todo. Y de la misma manera que de un lado se respeta la desesperanza conciente de tantos, se espera el respeto a la esperanza y a la confianza en lo que se hace. Eso sería lo más armónico, pero cómo se ve no es la tendencia.

Por todo esto, ¿enojarse, insultar, agredir? No. Compadecerse.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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