12.11.08

Este gobierna una provincia

El muñeco que dirige los destinos de la provincia de Buenos Aires propone bajar la edad de imputabilidad para los menores. La medida, reaccionaria y de una bajeza alarmante, cuenta con el aval de una buena parte de la población que sólo salta cuando le tocan el culo o, más lamentable obviamente, cuando alguien de su "categoría" pierde la vida en manos de un pibe que, perdido por la vida, comete la atrocidad de atentar contra un ser humano.

¿Es lamentable que una persona proponga, desde la impunidad de su discurso de mesa de bar, que la solución a la "inseguridad" sea bajar la edad de imputabilidad de un niño? Desde luego. ¿Es lamentable que ésa sea la solución que encuentra un gobernante? También; pero es más jodido.

Que el tipo que deberia proponer soluciones de raíz, evitar comportamientos de reacción constante, proyectar a largo plazo, se comporte como un simple abonado a un café, debería alarmarnos. Aunque claro, cuando esto encuentra un correlato importante en la sociedad, volvemos a aquella vieja idea de que tenemos los gobernantes que nos merecemos.

El caos en el que se encuentra inmerso Buenos Aires en general encuentra alguna de sus más importantes causas en los gobiernos clientelistas del justicialismo provincial. Gobiernos que se sustentan en voluntades compradas (que sólo pueden existir mientras la población ignore) proponen, por lógica, que la salida a la inseguridad descansa en bajar la edad de imputabilidad de los menores. Nada de cambiar las cosas de raíz. Nada de los chicos al colegio y los padres a laburar. Nada de proyectar y, en consonancia con la política central, mucho gatopardismo.

Propuestas como la del impresentable gobernador de Buenos Aires sólo tienden a dar la impresión de que algo se está haciendo, de que "si la sociedad demanda soluciones, nosotros trabajamos en ello", con el agravante que, lejos de brindarle a los jovenes excluídos de hoy el primer paso para pensar en una vida personal y trascendental, apunta a perpetuarlos en la marginalidad y la miseria global.


Lo más triste de todo, sin embargo, sigue siendo que estas ideas, fruto de la cabeza de un ex-deportista devenido en "político exitoso" gracias a las bondades del sistema clientelista justicialista, encuentren sustento y apoyo en las voluntades de una parte importante de la población.

Un ejemplo más de que es hora de comenzar el cambio en nuestras propias cabezas. Porque, para citar sólo un ejemplo, poco se podria esperar con "guías" como el señor Daniel Scioli.

(*) Habia una ministra del gobierno de Scioli que básicamente decia lo mismo que dice esta nota. ¿Qué pasó con ella? Fue removida de su puesto. Todo queda claro.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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