Evoluciómetro

La idea de que la humanidad va para adelante, entendiendo este movimiento como una suerte de "evolución", puede ser seriamente puesta en duda cuando en una provincia como Santa Fe y más aún en la ciudad capital de dicha provincia un personaje como Reutemann gana una elección. Sí, eso está claro, pero hay más cosas para decir.

En realidad Evolución es una palabra que está llena de optimismo. Claramente "evolución" puede significar chocar y chocar siempre con la misma piedra, y darse cuenta de los errores que esto lleva aparejado cuando efectivamente ya es demasiado tarde. "Evolución" también puede significar que los seres humanos entendidos como un "todo" tienen tiempos mucho más lentos de los que pensamos, y captan ciertas cuestiones que para otros son evidentes, en periodos de tiempo más prolongados.

Así, explicaríamos por qué debemos pensar que el Kirchnerismo, por ejemplo, es decididamente un mal menor a la vuelta de personas amantes del modelo noventoso como De Narvaez o Macri, pero esto lejos de constituir un cambio de fondo nos termina envolviendo en la habitual sensación de conformismo: es preferible un justicialista pseudo-nacionalista a un privatista desaforado. Sea como sea, la cuestión es conformarse.

Las cuestiones se ponen más difíciles de analizar cuando un tal Reutemann gana en la misma provincia que desguazó durante sus mandatos. Aún más se nubla la capacidad de racionalizar un resultado electoral cuando en la misma ciudad que lisa y llanamente inundó, lo termina coronando ganador. Ahí los límites del entendimiento humano son puestos a prueba, y la única salida es callar, pensar e irse a dormir, sin hacerse ningún tipo de pregunta que raramente pueda encontrar una respuesta que nos satisfaga como seres humanos concientes.

La idea, se nos dice, es que hay que estar contentos porque el domingo la ciudadania votó y lo hizo en libertad y en un ambito de tranquilidad, más allá de la existencia apocalíptica de una gripe que amenaza, segun canales de cable, con acabar con la humanidad.

Y bueno, veamos lo positivo, ¿no?

Por Santi Grandi & Chueco García.