29.7.09

Pensar lo que se dice

El discurso eterno "antioficialista" no es ninguna novedad dentro de los medios de comunicación. No representa en sí mismo ningún inconveniente real para un gobierno que los medios sirvan de alguna u otra forma como una suerte de elemento de control, para evitar desvarios de gente que una vez en puestos ejecutivos tiene la frecuente tendencia buscar apropiarse de todo el poder.

Ahora bien, en los últimos tiempos ha empezado a escucharse y verse (para el que se siente frente a un televisor) una tendencia al menos llamativa. Cuando gente "progre", eternos opositores de los gobiernos de turno (por aparente convicción, no por conveniencia) enarbola un discurso que se asemeja mucho al de la mesa de enlace, comienzan los problemas. Porque olvidan ciertas cuestiones de fondo, y más peligroso aún, se transforman en funcionales de intereses individuales, sectarios y brutalmente conservadores.

Por eso a tener ojito con lo que se dice, tanto en radio, en televisión o en una mesa de café. Lo que uno pregona no son simplemente palabras al viento, y mucho menos cuando está en posición de "comunicador social", guste o no.

En este sentido, que Mirtha Legrand diga las cosas que dice no es para nada llamativo. Es como cuando Macri habla en favor de privatizaciones. Es lo que es, lo que representa. No hay lugar para la escandalización. El problema es cuando los de la teórica vereda impar sùbitamente se cruzan a la de enfrente.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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