24.9.09

Searching demócratas

El debate que generó el proyecto de ley de servicios audiovisuales es un signo claro de que, más allá de que se tengan que escuchar y leer sartas de idioteces, la democracia como tal es fuerte en nuestro país. Diga lo que se diga, lo cierto es que la discusión, el choque de intereses, las negociaciones, el tire y afloje entre diferentes sectores no hace más que demostrar que vamos creciendo como sociedad democrática. De a poco, a los golpes, muchas veces con muchísimas más inseguridades que otra cosa. Pero vamos creciendo.

Claro que esto no ocurre gracias al aporte de todos. Lejos estamos de eso. En lo personal sostengo que una de las mejores consecuencias que trae el debate (el instalar en la opinión pública tema de tanta relevancia, temas decididamente "estructurales") es el desenmascarar a varios actores. Políticos, ciudadanos "comunes", a todos. Los argumentos se hacen insostenibles cuando de raíz no se pueden camuflar con fríos lugares comunes.

De esta manera tenemos a personajes de la talla de Carlos Reutemann, Mauricio Macri, Francisco De Narváez o Felipe Solá que no sólo viendo sus carreras políticas nos ayudan a desentrañar lo tambaleante de sus "convicciones", sino que nos dan elocuentes pruebas de que se encuentran varios escalones por debajo de lo que deberia ser un demócrata. En otras palabras, no son en absoluto "políticos" que entiendan (o sientan) que la democracia es efectivamente el mejor sistema para buscar el bienestar "de todos".

Claro, conceptos como "todos" o "lo mejor para la mayoría" no formaron nunca parte de sus plataformas políticas reales. Ni nunca formarán parte. En esencia, son partidarios de otras cuestiones, mucho más cercanas a la defensa de la propiedad privada y el "orden público", y recién luego (cuando el asesor publicitario lo disponga) de una teórica defensa de la dignidad de todos los habitantes. Además, vale la pena recalcarlo, esa defensa de la propiedad es para aquellos que las tienen de a miles, y ese orden hay que mantenerlo para que los que más tienen no se vean alterados por los gritos de los millones que no tienen... nada.

De la misma manera que tantas veces decimos que si el mundo aún no se ha ido al carajo es porque el amor (como sintimiento sincero de hermandad entre todos los seres) en realidad es más fuerte que todo lo demás, podemos arriesgarnos a decir que si esta joven democracia no ha caído es porque el aporte de los reales demócratas (formen parte del partido que sea) es más fuerte. A no engañarse, ni dejar que nos engañen en esto. Y a valorar a los que realmente sienten el juego de la política como una lucha de fuerzas y de negociaciones que en el fondo sólo busca el bienestar real de todos. Agradezcamos que todavía hoy parecen ser los más.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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