14.12.09

¡Arriba esa mano derecha!


Hay cuestiones interesantes entorno a los indudables comentarios desestabilizadores de varios personajes de la más nefasta derecha argentina. En el último tiempo, ¿como por arte de magia?, han vuelto a encontrar su lugar señores y señoras que reinvindican dictaduras militares con tal de estar "más seguros", personajes paquetes de sectores acomodades que, casi por tener un odio ancestral de todo lo que parezca "popular" (porque está claro que este gobierno no es estructuralmente ni nacional ni popular), activan sus alarmas y en nombre de seguridades jurídicas y "amor a la patria" piden la cabeza de gobernantes que, gusten o no, fueron elegidos por la voluntad popular.

Las preguntas son varias, y las respuestas también. Porque, en un contexto en el que los economistas de las grandes corporaciones y de los medios de comunicación de alcance nacional auguran un 2010 de crecimiento (basado en esos parámetros macroeconómicos que en definitiva alcanzan a privilegiados sectores), no se entiende qué es lo que motiva palabras cercanas al golpismo (y esto no es una exageración, aunque sea claro que tal cosa no es factible de ocurrir en el contexto actual) por parte de los representantes de los mismos sectores que, sino se han llenado los bolsillos ya con las bondades de la política económica K (ambos mandatos), están próximos a hacerlo.

En este sentido, la respuesta racional a esta paradoja parece ser una sola. La histórica voracidad y codicia de la otrora existente "burguesia nacional" no encuentra límites, y el rechazo natural a toda intervención estatal (por más que sea tibia, como la actual) sigue marcando el camino a seguir. De esta forma, y de ninguna otra, podemos explicar que un tipo multimillonario propietario de aviones privados, patalée contra un gobierno que mata de hambre a 30.000 chicos por año. De esta forma, y de ninguna otra, podemos entender que señores y señoras de Barrio Norte en la Capital Federal griten, con un grado de impunidad alarmante, que los K son guerrilleros en el poder y que por ende deben ser desalojados de sus cargos. De esta manera, y de ninguna otra y para terminar, Biolcati puede darse el gusto de decir que por el asunto Pomar hay que "descabezar" al Gobernador de la provincia de Buenos Aires.

Y volvemos con varias ideas. De la misma manera que estamos de acuerdo con palabras de Estela De Carlotto cuando nos cuenta que su experiencia de vida le habla a las claras que la sociedad argentina no es para nada democrática, entendemos que esto se ve reflejado constantemente en personajes de todas las clases sociales existentes. Porque un grito impune y racista como "negro de mierda" es grave, pero también lo es que los sectores más beneficiados históricamente por gobiernos corruptos, traidores a su tierra y a sus pueblos (como los han sido en mayor o menor medida todos desde el 83 hasta hoy dia) agredan y atenten, gratuitamente y guiados por el odio y la codicia extrema, la estabilidad democrática de un país que aún debe aprender muchísimo de humildad y aceptación a lo diferente.

Si a este escenario le agregamos las interferencias que al parecer sufrieron las comunicaciones del helicoptero que transporta a la Presidanta Cristina Fernández, en las que se escucharon cosas como "maten a la yegua, maten al pescado" y un fragmento de la marcha "Avenida de la Camelias", la misma que acompañó el comunicado Nº 1 de la Junta Militar que tomó el poder el 24 de marzo de 1976, el panorama pinta, al menos, turbulento. Y aún teniendo bien claro que lo que necesita toda sociedad es precisamente el choque de intereses, el debate constante y constructivo para ir paulatinamente mejorando como tal, el escenario se enturbia con actores cómo estos. Personajes hechos y derechos, que encuentran en discursos demagogos (algunos) y en planteos lisos y llanos tendientes a quebrar el orden democrático (otros), sus mejores argumentos para fundamentar la más extrema de las codicias.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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