28.12.09

¿Rock sin Roll?

"A este Rock le falta roll. NO PASA NADA". Interesantes palabras de Joaquín Levinton. El ex-líder de Turf, actualmente de Sponsors, resume en pocas palabras una sensación que por más que suene en parte indudablemente cierta, no necesariamente se transforma en una mirada nostálgica de todo pasado que irremediablemente fue mejor. En realidad, que a lo que se conoce como escena rockera actualmente le falta mucho de roll es algo que nadie puede negar.

Líderes de lo que fue la contracultura devenidos hoy en limpios, sanos y puros individuos desprovistos de toda clase de instintos porque el cuerpo les dice basta. Bandas que se copian a sí mismas y a las de afuera. Megarecitales rockeros en dónde las bandas, partes de un género que en su génesis se rebelaba a todo, se ven "obligadas" a cumplir los horarios que un patrocinador transnacional establece. Y así vamos.

Lo que se conoce como rock aparece, en estos tiempo, mucho más emparentado a actitudes que irremediablemete sólo a sonidos, fruto sin dudas del abanico enormemente abarcativo que supone el género. En ésta lógica, actitudes y, por sobre cualquier cosa, acciones como las del líder de Dancing Mood, Hugo Lobo, ingresan al campo de genuinas expresiones rockeras. Como por ejemplo cuando en 2007 comentaba: "Otros grupos tienen un mensaje en las letras y otro que llega desde algunas actitudes, como vender entradas a $ 60 o firmar para compañías que ponen los discos a $ 30. Hay que ver quién cree en ese mensaje. En nuestro caso, cuando nos podemos manejar nosotros, tal cual sucede en el 99 por ciento de las veces, las entradas no salen más de $ 12. Y los discos, apenas $ 10. El mensaje va por otro lado. La gente se da cuenta de eso...".

Retomando palabras del recuperado Levinton, según su visión las conocidas bandas del denominado "mainstream" rockero argentino deberían, todas, retirarse urgentemente. En este sentido vió con buenos ojos el fin de Los Piojos e instó a Babasónicos a desaparecer de la escena.

Suenen como suenen las palabras de un personaje de dudosa autoridad, no dejan de ser claramente expresiones rockeras que, cómo tales, insitan a la rebelión, a cambiar el orden establecido (ese que en esta escena multi-informática actual dominan discográficas, medios de comunicación, y megarecitales sostenidos por multinacionales), a sacudir la modorra generalizada.

Como se ve, en definitiva, mientras éstas pretensiones sigan presentes, el futuro del rock parece auspicioso. Porque más allá de sonidos monótonos o actitudes sumisas, siempre aparece esa parte que se rebela, de la forma que sea. Y ahí, recién ahí, podemos seguir sosteniendo que hay rock y hay roll para rato.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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