25.1.10

El techo de 6,7,8.

Como seguidor del programa que día a día sale al aire a través de Canal 7, me siento autorizado para esbozar una suerte de crítica hacia el mismo. La emisión, evidentemente impregnada de un tono progresista al que no hay motivos para poner en duda, encuentra un techo claramente cuando de cuestiones criticas al gobierno se trata. A lo largo de todo el año pasado no fue posible encontrar ningún material de archivo que, por caso y a modo de ejemplo, nos recuerde las hermosas palabras que Néstor Kirchner le dedicaba a Carlos Menem en aquella famosa grabación que gracias a Youtube todo el mundo puede ver. Y digo esto porque uno de los sellos del programa es marcar necesariamente una diferencia ideológica entre el riojano y todo lo que sea kirchnerista.

Reconociendo que los K no son iguales a Menem, y que de muchas maneras no han sido lo mismo los 90 que esta primer década del siglo XXI, lo cierto es que el programa se ha encargado de dejar mucho mejor parada a esta administración y la anterior de lo que realmente se lo merecen. Además, el ensañarse con figuras patéticas de la política como Mauricio Macri o Gerardo Morales, no necesariamente significa una virtud del programa. En su contexto, esto significa para 6,7,8 un claro defecto que deja evidenciado lo parcial de su mirada respecto a muchos personajes que participaron del nefasto espectáculo menemista y brindaron su aval al modelo neoliberal.

Conociendo a algunos de los integrantes del programa, se me ocurren unas palabras. No podemos juzgar a aquellos periodistas, músicos o artistas en general que sintieron una suerte de enamoramiento instantáneo con la figura de Néstor Kirchner (y por carácter transitivo con su esposa) cuando este se manifestó defensor de las causas de los que lucharon en los 70, o cuando sus detractores los tildaban de "montoneros" o "zurdos". En gran medida, estos personajes esperaron toda una vida para encontrar alguien que, siendo gobierno, dijera lo que los K han dicho o hiciera alguna de las cosas que efectivamente los K han llevado a cabo. Pero todo esto se torna complicado, cuando la defensa del gobierno central se transforma en absoluta y muchos de ciertos sentimientos pasados nublan la capacidad de criticar.

El programa cuenta con un excelente grupo de panelistas y una conductora de probado pasado "progre" como María Julía Olivan. Cuando la cuestión pasa por denunciar acciones del PRO, de la oposición mediática, o de los evidentes operaciones de prensa motadas por muchos medios que han visto perder ciertos privilegios en manos del gobierno de Cristina, la faceta más socialista, transformadora y revolucionaria de los integrantes del platel de 6,7,8 sale a la luz, de la mano de fuertes argumentos y posiciones con las que casi siempre me siento identificado. Pero lo curioso del caso es que esto no encuentra una contraposición firme en lo que a contenidos del programa se refiere. Nunca ha habido un "tape" con las falsas estadísticas del INDEC, ni con las desigualdades sociales mantenidas por los dos gobiernos K, ni con el bochornoso veto presidencial a la Ley de Protección de Glaciares motivado por las presiones del defensor a ultranza de la Barrick Gold (y oficialista) José Luis Gioja.

En ese momento, 6,7,8 muestra su techo. Un programa evidentemente progresista que se autoimpone un techo, quizás al tener la errónea concepción de que "a la izquierda de los K no hay nada".

Por Santi Grandi & Chueco García.

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