21.1.12

Pensar es des-viarse. No descarriar como Pedrito Gonzales, jeje.

"Al que estuvo dos o tres veces en cana y sigue en eso hay que hacerlo mierda". Elevadas reflexiones del intendente de Villa Gobernador Gálvez, Pedro González.

"Cuando hay diez o quince delincuentes hay que cagarlos a palos día por medio hasta que se les termine la carrera", y a la hora de rematar: "Los derechos humanos me importan una mierda, yo quiero que la ciudad esté tranquila".

Cuando uno se encuentra ante semejantes palabras, tiene al menos dos opciones. Una, reaccionar de la forma esperada y al final terminar incluso justificando el arrebato: puteando, injuriando, etc. Por otra parte, hay una segunda salida. Demostrar clase, categoría y humanidad, para así contrarrestar positivamente el bochorno ajeno. Nosotros ayer en Está En Vos escogimos, claramente, la segunda salida.

Pedro, Pedrito querido. Amigo de Reutemann cuando convenía, de Obeid cuando convenía, amigo de Cristina ahora que conviene... Pedro, Pedrito querido, a vos y a tus lógicas les hablamos. No olvides, antes de gritar como perro con rabia, preguntarte ciertas cosas, pensar acerca de interesantes maneras de abordar ciertos problemas actuales. Lo interesenta a la hora de hablar de "inseguridad" o de "violencia" es que, como plantea Walter Benjamin, para cuidar lo permitido se combate lo prohibido, haciendo uso de los mismos mecanismos que se prohíben. O sea, para cuidar que no haya violencia se violenta a los violentos ¿Se acaba así la violencia?

Y Pedrito querido, en tus divagues de viejo represor también lanzaste "acá se acabó la joda", y cuestiones por el estilo, sumándose éstas palabras entonces a que hay que cagar a palos a los oprimidos. Pero, pequeño detalle, te olvidaste de hablarnos de justicia e igualdad. Te lo recordamos desde aquí, por las dudas. Quizás seas muy del siglo pasado -o el XIX directamente- y no entiendas que decir "acá se acabó la joda" debe leerse como que acá se acabó la joda que hace que existan los patéticos niveles de desigualdad que existen, que acá se acabó la anarquía que reina en las altas esferas de nuestras sociedades, en las élites, en los sectores hegemónicos, o como más te guste decirles.

Pero claro, Pedrito. Para esto hay que pensar. Y pensar es des-viarse. Desviarse de las estructuras mentales chatas, retrógradas y represivas. Y para esto hay que tener huevos, coraje. Huevos y coraje, que nada tienen que ver con hacerse el pija y vociferar y gritar: "¡A estos negros de mierda hay que cagarlos a palos!".

Huevos y coraje es atreverse a superar viejas contradicciones flagrantes, y meterse contra los dueños de la torta que se llevan todo para ellos. Huevos y coraje es empezar a hablar definitivamente de reformar el sistema hacia uno que apunta primeramente a tener una base de justicia e igualdad. Huevos y coraje es lo que vos, Pedrito Gonzáles, nos querés hacer creer que tenés de sobra, cuando en realidad carecés rotundamente de tan digna virtud.

Huevos y coraje es lo que tiene este programa. Programa que hace o dice lo que sea, si cree en ello. Y si la condición necesaria es creer en la causa, lo aclaramos: nosotros creemos definitivamente en nuestra causa.

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