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Carta del dios consumo - Por Vicente Polidura Valle
Soy el dios Consumo, a la postre el dios definitivo. Creas en mí o no soy un dios compatible con otros, incluso con sistemas políticos 'ateos', ya ganados para la causa o en vías de ser ganados. Tengo tanto poder que los humanos son e interesan en la medida en que consumen practicando mi credo. De necios es no reconocer un dominio que ha convertido al 'homo sapiens en homo consumptus'.
No sé qué más pruebas, qué más evidencias necesita la Humanidad para asumir que su racionalidad, su solidaridad y su futuro pasan por cumplir mi único mandamiento: consumir, entendido el verbo como la infinita capacidad que tienen los humanos de destruir, de extinguir o de gastar mucho más que lo preciso para asegurarse alimento, techo y vestido. Tan difícil es combatir mi ley, que me impongo a fuerza de lucir una red atractiva y tentadora que te atrapa para siempre, y cuya máxima virtud y verdad empírica es que los tiene entretenidos, dada la condición humana de que suelen matarse mucho, independientemente de que también se consume y agota su maravilloso planeta.
Pero es que además tengo la capacidad de crearles sentimientos de culpa si no consumen todo lo que pueden y deben: les crearé desempleo, en su defecto. Que tengan renta, recursos, dinero, es lo de menos: se los prestarán e incluso habrá quien les compre la deuda. El caso es adquirir, comprar, tener, porque sino esto se para. En este caso el fin justifica los medios: comprá aunque no puedas, aunque no lo necesites, aunque no 'quieras'. Poco pueden hacer sus dirigentes políticos, financieros o empresariales; tal vez parchear, trampear y aplazar; o tal vez mentir, decir y desdecir, confiar y desconfiar, poner el dinero fácil o difícil: ahora hay que consumir; mañana habrá que ahorrar, según sea el ciclo económico, dicen. Claro que la alternativa de hacer otra guerra para empezar de nuevo, desde que se descubrió el átomo para matarlo todo, no es muy esperanzadora, precisamente.
No te quiero deprimir más ahora que estás en la penúltima crisis mundial. Estos son mis poderes. Fíjate que incluso dicen que a los ricos y mejor informados también los engañan y estafan. !Qué ilusos son! Es la codicia humana, los consuelan. Espero, por su bien, que no pierdan la confianza en mí, en el dios Consumo, en el único que los puede salvar momentáneamente, hasta la siguiente crisis, si no hasta el definitivo colapso; si no hasta que no quede por consumir nada porque todo se haya consumido y consumado ya: la Vida, ustedes y no sé si hasta los dioses imperecederos.
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