5.11.07

Agentes de cambio de MTV: Una buena señal.

Dentro del contexto bien glamoroso que encierran los premios de MTV para Latinoamerica, hace unas semanas - cuando fueron entregados en su edición 2007 - se pudo ver, en un pasaje, una señal más de una tendencia que a nuestro juicio es sumamente positiva: algo que podriamos definir como la "mediatización" de las causas sociales en nuestro continente.

¿A qué vamos cuando decimos esto? Simple. A esa aspiración de darle un lugar cada vez más importante a la divulgación de muchas luchas entabladas por jóvenes (no es condición necesaria, desde ya) latinoamericanos en contra de la atroz y aparentemente irreparable inequidad social, económica y cultural que existe por estos pagos del mundo.
En el caso de los Premios de MTV, esto se vió reflejado con un particular e innovador premio destinado a aquellos "Agentes de cambio". Éste es el nombre que le dan a todo aquél que viendo a su alrededor cosas que considera injustas, se la juega por hacer algo, superarlas y no morir en la tan normal indiferencia.

El premio de este año (el primero que se entrega a estos Agentes) fue simbólicamente para una boliviana llamada Ivette, quien junto con un grupo de amigos logró transformar un matadero de ganado abandonado en un centro de arte y cultura para todos, dónde ya han realizado más de 70 actividades artísticas. Es decir, transformaron - como dice en el sitio de internet http://www.mtvagentesdecambio.com/ - un espacio de muerte en uno de creación y vida.

Más allá de que Ivette recibió, creeríamos, el premio a modo de homenaje a los muchos otros agentes de cambio que han propulsado interesantísimos proyectos, lo cierto es que un momento especial fue cuando, en la premiación, ésta jóven fijó su mirada a la primera fila del espectáculo, donde se encontraban las "estrellas" de la música no sólo Latina sino mundial.

Allí fue cuando ella protestó y exigió a todos ellos que utilicen todos los medios con los que cuentan para ayudar a terminar con tantos males que azotan al planeta entero, ya no a alguna región en particular. Ahí fue cuando Ivette (podríamos decir en nombre de muchísimos otros latinoamericanos) reclamó que más allá de sus letras y sus aportes a organizaciones o lo que sea - cosa que desde ya es muy valiosa - recuerden que si realmente quieren, pueden ayudar eficazmente a cambiar el mundo, latinoamérica y que ese cambio sea para bien, duradero y sobre todo visible.

Más allá de lo trillado de la frase "cambiar el mundo" (algo que yo mismo comparto), lo cierto es que experiencias como la de Ivette demuetran que no deberia ser tan difícil. Si una chica en Bolivia puede realizar lo que ella y su grupo realizaron sin una moneda, imaginense aquellos que reciben enormes cantidades de billetes (y verdes, además).

Si bien no todos los artistas se manifiestan a favor de cambiar las cosas, hay una enorme cantidad que sí. A la luz de muchos hechos, nos damos cuenta que quizás es más lindo decir cosas y quedar bien, que realmente hacer. En ese caso, la realidad habla muy bien de personas como Ivette, y muy mal de otros que se dedican a cantar y viajar a México, año a año, a recibir premios y a recordar que son Latinoamericanos sólo por dos horas y media.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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