27.11.07

La foto es para captar tu atención; el contenido de la nota también.

A pocos días de que se conociera la designación de Brasil como organizador del mundial 2014, una tragedia en el estadio Fonte Nova de Salvador, en donde murieron 7 hinchas después de que cayera parte de la tribuna, puso sobre el tapete el tema de la seguridad y el estado general de los escenarios futbolísticos en la tierra de los pentacampeones. Ya algunos estudios demuestran que el 95% deberá ser refaccionado...

Desde ya que la tragedia sirvió como lógico disparador para nuevos cuestionamientos respecto a cómo estarán los estadios y demás. Pero me pregunto ¿a nadie se le ocurrió pensar de antemano que esto pasaria? ¿Que Brasil no es Alemania? ¿Que un mundial organizado en Europa o Asia es una cosa, y uno organizado por naciones precarias en lo que a infraestructura refiere es otra? o yendo más lejos, ¿Que quizás una nación latinoamericana no está en condiciones reales de afrontar semejante responsabilidad?

No hay nada mejor que el evento deportivo más espectacular del mundo se desarrolle en la mayor cantidad de lugares posibles, en todos los continentes. Que todos tengan el privilegio de albergarlo. Pero también es cierto que en tierras de pobreza y desigualdad GALOPANTE (como Africa y Latinoamérica) se cae de maduro pensar que la refaccion de estadios - al menos - va a tener que ser casi completa, con el enorme costo económico que esto acarrea. Insisto, planteándose esto en lugar de ver primero que con los problemas socio-económicos en los que se encuentran inmersos estos pagos del mundo, es casi una falta de respeto hablar de invertir miles de millones en canchas de fútbol.

Sin que la nombrada tragedia guarde relación alguna con lo que venimos diciendo, Brasil tiene por delante un reto muy grande. Y es que en estas épocas organizar el evento más visto del planeta lleva de la mano una inversión de cifras estratosféricas, sinceramente increíbles para un país que tiene más de 53 millones de personas que viven con menos de dos dólares por día.

Que mueran 7 personas en una cancha no deja de indignar, entristecer y encender una notable luz de alerta, más con la designación como sede mundialista todavía tan fresca. Pero insisto, que Brasil sea aún hoy el país con mayor desigualdad social del mundo quizás deberia encender otras atenciones, y otras preocupaciones. Menos mediáticas, sin dudas. Más justas (sabiendo en el terreno que me meto usando esa palabra), creo que también.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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