
Google, al mejor estilo superhéroe estadounidense, salió rápidamente al cruce y según parece ya ha comenzado a hacer algo al respecto. Además de comunicar su posición "pro-control individual" de cada usuario usuario, va a construir un enorme cable que unirá Estados Unidos con Asia, para de esta manera poder garantizarse un servicio de fibra óptica propio y no tener que depender de los proveedores.
En el blog que tiene Google quedó clara cuál es su posición: "Quieren instalar una red de dos niveles que bloquea las rampas de acceso para aquellos proveedores de contenido y aplicaciones en la Web que no paguen los cargos unilaterales que ellos quieren imponer. Google está comprometida a preservar una Internet abierta, que no discrimine, en la que sean nuestros usuarios y no los operadores de redes, quienes estén en control de qué contenido visualicen y qué aplicaciones utilicen en Internet".
Desde ya que quitarle el sentido de apertura total con que cuenta es sacarle ni más ni menos la herramienta que transforma a internet en la más democrática fuente de información (o lo que sea) jamás conocida. Una internet en la que los pasos a seguir, o sitios a visitar, o aplicaciones a realizar estén pautadas de antemano y lógicamente condicionadas, significaria un claro retroceso de la red de redes, famosa, en cambio, por intercomunicar a todo el mundo y ofrecer a los usuarios la más exclusiva de las libertades.
Por Santi Grandi & Chueco García.
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