13.2.08

Verano ostentoso

Hace unos días, leyendo algunos artículos de la Revista Noticias en internet, me encontré con una interesante nota firmada por Ana Clara Pérez Cotten en la que se da cuenta de los nuevos símbolos de poder que caracterizan a los argentinos "elegidos" como beneficiarios de las bondades de esta Argentina "Post-crisis". El artículo, serio y sin otra intención que mostrar lo que efectivamente ocurre, demuestra a la perfección que a 10 años de lo que fue el menemismo con todos sus símbolos particulares (y bastante desagradables por cierto) una nueva "cultura" viene asomando. Se acabaron los tiempos de esconder lo que se tiene, el 2001 y su terrible sucesor 2002 ya quedaron bastante atrás. Es nuevamente hora de mostrar. Ostentar sin culpa, como dice Ana Clara Pérez Cotten.

A continuación, una buena parte de la nota, con lo que consideramos más relevante.

Ostentosos sin culpa
Todos los íconos de la buena vida se dan cita en el balneario. Auge de construcción premium y vehículos carísimos. Neomenemismo.


Desde hace 22 minutos, tres amigas se miran en el espejo del baño del parador de moda de Pinamar. Se acomodan las tiritas de sus mallas y se pasan de mano en mano la máscara de pestañas. Tienen arena pegada al cuerpo, abren la canilla y se tiran agua con las manos. Es carnaval. “Jijiji”, “ayyyyy”, “tontaaaa”, intercambian. La mujer que limpia el toilette las mira y se concentra en el escurridor de piso que, piensa, podría convertirse en un arma letal. Baja la cabeza y escurre el baño mientas las jovencitas esquivan el trapo a los saltos y al ritmo del “jijiji”.

Un cuarentón bronceado va a probar uno de los seis vehículos exhibidos en el stand de una marca alemana. Acomoda su cuerpo en el asiento, “Uauuu” y respira profundo. Agarra el volante y se endereza. Da dos vueltas a la manzana, lo estaciona y se queda dentro del auto.

–Me parece que lo voy a llevar –le dice a la promotora.

–Señor, son autos de exhibición…Pero no se preocupe, porque el encargado de ventas iniciará el trámite de compra para que usted lo tenga cuando llegue a la ciudad.

–No, no entendés. Lo llevo.

El vendedor, cumplidor y hacendoso, consigue que en 48 horas le traigan uno igual desde Buenos Aires. Claro que en las próximas horas deberá depositar 170.000 dólares.

Gente linda y clonada, autos y casas lujosas, son las figuritas del verano de Pinamar, que este año, después de seis de crecimiento económico sostenido, está más exclusivo que nunca. Claro que también se encuentran los que se amontonan en un departamento de dos ambientes. En verdad, los veraneantes gasoleros se adaptan con un único objetivo: pertenecer.

Los precios del balneario indican, no sólo que la inflación supera ampliamente el índice del Indec, sino que además hay cierto gusto por pagar cosas caras. Lo barato sale caro, y además no es top.

Comer cuesta entre 40 y 100 pesos por persona según el nivel del restaurante. Omar Basualdo, responsable de la inmobiliaria Innovación, cuenta que el alquiler de un departamento de dos ambientes ronda los 8.000 pesos por mes y que treinta días en una casa con vista al mar en Pinamar Norte vale hasta 25.000 dólares. En Cariló, 35.000 dólares.

Simil Miami. Los countries, sinónimo de la vida Premium, también llegaron a la zona. Ofrecen las mismas comodidades que los barrios cerrados bonaerenses, pero además están cerca del mar. Pinamar Chico y La Herradura fueron las urbanizaciones pioneras. Villa de Mar, en cambio, resulta ser un enorme condominio blanco al que llaman “el hospital”. La lujosa y blanca construcción estilo Miami desentona con el paisaje del bosque. El ex presidente Eduardo Duhalde es dueño de un departamento en “el hospital”.

En Pinamar, todo tiene marca: calcomanías en los autos, afiches en las calles, autos ploteados, remeras con logos y promotoras con corpiños auspiciados. Incluso, los famosos se suman a la movida y a cambio de una suma de dinero –que varía según la categoría del personaje– acceden a pasearse por paradores, playas, boliches y stands. Los logos, las tipografías y los colores de las marcas contaminan la vista y confunden: es difícil discernir quién y cuánto beneficio rinde la lógica del “mundo chivo”.

La pizza y el champán fueron claves en el análisis de los patrones de ostentación del menemismo. Ahora, empiezan a vislumbrarse las nuevas costumbres de los que más tienen en la Argentina postcrisis.

Ana Clara Pérez Cotten - Revista Noticias.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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