18.3.08

Las pruebas (obvio) están en la ruta

Un viaje de ida y vuelta a la cercana localidad de Bigand sirvió para ver el por qué de tantos accidentes (y por consecuencia muertes) en nuestro país.

El viaje, que realizamos con la no muy veloz que digamos camioneta Chevrolet `62 de mi viejo, estuvo plagado de situaciones que, por más que puedan parecer tontas, explican tanto descontrol y tragedia en las rutas.

Resulta notorio como las personas violan constante y sistemáticamente un principio lógico como no sobrepasar autos en las curvas. La necesidad imperiosa de llegar rápidamente a destino parece que puede más que esperar unos segundos y rebasar al que va más lento en alguna recta.

Los camiones (o camioneros, más bien) merecen, en líneas generales, un párrafo aparte. Concientes de que cuentan con los vehículos más grandes y pesados - y por tanto intimidadores - en la ruta parece que las reglas son las que ellos impongan. Así, no resulta raro verlos circular con 2 o 3 acoplados a 100/110 km/h, superando bastante los 80 que tienen permitidos.

El tema acá es claro. Mucho más allá del principio de "cumplir las reglas", la cosa es que una jodita de estas puede (y vaya su lo hace en Argentina) terminar con la vida, y no solo la propia.

Queda la sensación de que la mayoría maneja pensando que "a mí no me va a pasar nada". Complicado principio, cuando se sabe de la cantidad de muertes por accidentes que hay. Complicado principio de sostener, también, cuando se ve lo que se hace en una ruta, jugando a ser Schumacher con camiones de varias toneladas, o cuando el apuro por llegar vaya saber a dónde puede más que la razón y la lógica.

Pero bueno, cuando se sale a la ruta lo lógico es lo ilógico, y los motivos de tantas muertes se hacen evidentes. Quizás dejando de correr se pueda contemplar, en algún momento, que es de vivir o no, nada más y nada menos, de lo que estamos hablando.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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