27.3.08

Ni proceso, ni guerra. Se dice "Dic-ta-du-r-a".

Hay gente que la vivió, y seguramente se equivocó. Hubo gente que aún desarrollando su vida en aquél régimen de facto asesino, pensó que nada pasaba. Hubo gente que se dió cuenta pasado unos años, y empezó a repudiar lo que comenzó a conocer.

Hay gente que es jóven y, desafiando las leyes argentinas del siglo XX, nació y vivió y sigue viviendo en una democracia. Esa gente, que tiene la posibilidad de leer, de conocer, de hacer uso de sus libertades para conocer la verdad, deberia no quedarse en la modorra de la vida rutinaria, y, en ocasiones como las del lunes pasado, en la que solo parecia importar que era feriado y no "se hacia nada", educar su lenguaje, para dejar de decir idioteces, ¿vió?

Si hablando de la dictadura militar pensás que lo que hubo acá fueron dos bandos, partís equivocado. Si pensás que hubo bandos, sostenés la idea de la guerra. Si pensás que acá hubo una guerra, automáticamente reivindicás a la dictadura. Claro, vos no podés ahora, en 2008, decir tal cosa, y seguramente te escudarás y dirás: "no apoyo los crimenes de lesa humanidad". Claro, todo bien, pero entonces si apoyas a una dictadura. A vos eso de que es preferible la peor democracia a la mejor de las dictaduras parece que nunca te convenció. Quizás nunca te lo enseñaron, también puede ser.

Decirle "Proceso" en 2008, es otro de los errores garrafables que nadie, y menos un jóven, puede cometer. No hubo "proceso" alguno, y si lo hubo, fue el sistemático plan de destruir la industria nacional, torturar, matar y desaparecer a miles de jóvenes, robar bebés, endeudar hasta límites estratosféricos al estado y dejar bien en claro, para las generaciones futuras, que es mejor no meterse en nada, que antes que involucrarse hay que pensar en el culo propio. Si querés llamar a aquellos años de alguna manera, simplemente decile dictadura militar. La peor, la más sangrienta, la más asesina de todas.

Ya pasaron 32 años, pero nadie se puede olvidar de lo que ocurrió aquí durante esos terrorificos 7 años. Hacer memoria para transformar el futuro es algo inevitable para cualquier sociedad. Hacer memoria no como algo que nos mantenga apegados al pasado y no nos deje jamás despegar, pero sí recordar siempre lo que pasó, lo que fuimos, lo que apoyamos, lo que sufrimos, para saber a dónde estamos parados y qué somos en el presente.

A 32 años, se vuelve a decir nunca más. Y no sólo ese "nunca más" que se escucharía por primera vez en el emotivo juicio a las juntas militares de 1985, sino tambien un "nunca más" para nosotros, para todos nosotros, como sociedad. Nunca más avalar la violencia como política de un estado. Nunca más apoyar un régimen que tiño las calles de sangre mientras los justificabamos con un patético "algo habrán hecho". Nunca más... hacernos los boludos y mirar para otro lado.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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