8.6.08

El estilo de informar

El jueves pasado varios diarios se encargaban de augurar un futuro fatal para todo aquel que necesite imperiosamente de un vehículo para desarrollar su vida: durante el fin de semana, lisa y llanamente, no iba a haber más combustibles. ¿fatal destino? Eso parecia.

El viernes volviamos de la radio y veiamos colas de autos en casi cualquier estación de servicio que cruzaramos. Bocinazos, apurones, histeria colectiva por momentos. Es que claro, se acababa el combustible, el pronóstico de los diarios era claro y desde luego habia que proveerse de aquello que mueve el planeta. No habia tiempo que perder.

El sábado volviamos de jugar nuestros clásicos partidos en Baigorria con nuestro equipo, Sportivo Rosario. Pato, amigo y conductor titular del plantel, tenia que cargar gasoil. A ello fuimos. Nadie estaba desesperado y él, que es una persona que hace uso regular de sus vehículos, no parecia estar contagiado con la fiebre del "nos quedamos sin nafta". Simplemente hicimos una pequeña cola en una Shell y cargamos.

Durante el proceso de espera, yo bajé de nuestro vehículo. Vi como varios autos que estaban delante de nosotros cargaban sus tanques, y al parecer no habia restricciones. Automáticamente me pregunté qué tan reales eran los fatalistas pronósticos de los medios de comunicación.

El estilo de informar en líneas generales parece claro. Ponele énfasis al título, hacelo un poco dramático, y listo. El jueves, como dije más arriba, durante mi clásica recorrida por varios diarios, encontré muchos artículos que dejaban claro que el fin de semana, de seguir los cortes de ruta y demás, se acababan todos los combustibles. Después llegó el viernes, sábado y domingo y, al parecer, problemas más, problemas menos, la cosa continuaba igual.

Hoy, ya domingo, varios diarios siguieron haciendo uso de la infalible fórmula de informar: La Capital tituló: "Según los expendedores, el faltante "crónico" de combustible ahora "se está agravando". O sea, ahora sí se está agravando, los pronósticos del jueves no eran tan reales.

Y así, sumidos siempre en el temor de que lo peor está por venir y sin que haya autocríticas sinceras por parte de los que deberian informar, seguimos viviendo. Siempre con miedo, siempre con temor, siempre reaccionando antes que contemplando. Y el sistema sigue "funcionando". Porque aunque siempre los pronósticos sean de lo peor y pocas veces se cumplan realmente, sí cumplen a la perfección con la premisa de mantenernos sedados y temerosos.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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