
La reacción inmediata, sin haber pensado ni habiendome metido en el tema, es decididamente buena. El motivo, a la luz de que esto que se escribe no está examinado, es simple. La idea de prescindir de una moneda que no pertenece a ninguno de los dos países en cuestión me parece interesante. Así nomás, sin ninguna otra clase de argumentación. Simplemente habia ganas de escribir algo que sonara, al menos superficialmente, positivo. Y que viniera del gobierno que "gobierna".
Aunque muchas veces la tendencia sea pecar de ingenuo buscando señales esperanzadoras, lo cierto es que si no se hace el intento se corre el riesgo de terminar siendo uno más de los más tristes personajes: el eterno pesimista, que nada bueno ve, y todo se encarga de nivelar hacia abajo.
Vamos a intentar revolucionar la tendencia, che.
Por Santi Grandi & Chueco García.
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