11.12.08

Un poquito Justicia (popular)

El tipo sigue teniendo espaldas para hablar frente a estudiantes de economía. Parece ser que su palabra tiene aún, misteriosamente, algún vestigio de autoridad para no sólo comentar lo que ocurre en el mundo actualmente, sino hasta para dar una clase. Claro que la realidad se encarga muchas veces de pasar factura, aunque sea tarde y en varios sentidos de una manera bastante paradójica.

Cuando Domingo Cavallo (uno de los 2 o 3 hijos de puta más grandes de la política argentina de los últimos 15/20 años) se disponía a dar una conferencia en la Universidad de La Sorbona de París sobre "la política monetaria en los países emergentes en la era de la globalización" (tras recibir la invitación de la Cátedra de las Américas), un grupo de gente, en su mayoría miembros del Colectivo Argentino por la Memoria en París, comenzaron a escracharlo. La consignas fueron las obvias, las que todos le haríamos a este sujeto: ¿dónde está la guita?, devolvé todo lo que te robaste, con qué cara te parás a dar una clase, etc etc.

Pobre Domingo (ma´ qué pobre), se lo veía ahi adelante, tratando de dar alguna respuesta ante el apriete verbal de los que, con mucha razón, escupian su bronca al capo del 1 a 1, y más recientemente (y más dolorosamente para muchos) el genio del Corralón.

Este tipo, que ideó el sistema de expropiación del dinero ahorrado por la gente, y que en los últimos meses tiene el tupe de salir a dar sus recetas para este "mal momento" que vive el país, parece no tener conciencia, y poder dormir tranquilamente. Casi con la misma cara de hijo de puta falso que puso en aquella charla con Norma Plá, en la que hasta se hizo el emocionado "porque sus padres también quisieron una jubilación digna", Domingo Cavallo habla ante una cámara, opina y cree ser un tipo claro e inteligente.

Cuando volvió de París fue nuevamente abucheado y silbado en el aeropuerto, por gente que se disponia a tomar un vuelo o bajaba de alguno. El señor, en su desesperado intento de explicar lo que es un liso y llano acto de justicia (al menos un escrache público a mi me parece que tiene tintes de eso), llegó a decir que "fueron personas pagadas por el gobierno". Sí, sí, chistoso. Último y patético recurso.

Claro que el método de escrache público cobra aún más valor cuando es hecho en el momento exacto en que personjes como Cavallo se mandan sus faraónicas cagadas. De la misma manera que una gran cantidad de los que hoy destruyen a Menem fueron los que lo votaron en su momento, las reproches a Cavallo (como a todo aquel personaje oficial de los 90) parece llegar cuando ya es tarde, y el daño es más que obvio. No deja de ser un acto acertado, pero carente de autoridad moral en muchos casos.

Lo ideal seria utilizar la metodología como algo usual, y así, por ejemplo, cuando ves en la calle a un Reutemann, escracharlo donde más le duele (y a dónde más nos dolió a nosotros). Y así con quién sea, y esté en el momento exacto de su cagada (o a un tiempo relativamente corto de haberla realizado). Abuchear y silbar a hijos de puta como Pablo Scarabino, el secretario Estévez y demás ladrones de la anterior comisión de Central, por haber vaciado al extremo al club, por ejemplo. Ni que hablar si tenés "la suerte" de cruzarte con un Eduardo López, aunque ahi tendrías que tener cuidado de no sufrir alguna represalía.

En fin, se entienden los ejemplos. La humillación pública me parece un sistema muy acertado para sentir que los hijos de puta que siempre creen salirse con la suya, sufran unos minutos aunque sea el 2% de los que ellos generan. Claro que esto dista bastante del ideal de justicia que podemos perseguir, pero hasta que lleguemos a ello, podríamos empezar por esto.

Por Santi Grandi & Chueco Garcia.

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