4.3.09

Opiniones oficiales

Eterna discusión. El que no hace, porque no hace, el que hace... porque hace. Todos siempre creemos tener la razón, nos peleamos hasta extremos inentendibles para defender nuestra idea, por más que sepamos, bien en el fondo, que poco sentido tiene. La clara noción de que uno no es ni lo que piensa que es, ni lo que los demás piensan que uno es, sino simplemente lo que dá, lo que entrega, se hace evidente. Y aquí quizás se pueden empezar a definir ciertas cuestiones.

Escudarse en los condicionantes externos no parece ser el camino más corajudo para defender una tésis existencial. Subordinarse mansamente a lo que se nos dicte desde "afuera", no hace más que negar nuestra natural capacidad de rebelarnos (léase "superarnos"). Ponerse contento porque en la teoría "se gana" una discusión demostrando que de nada sirve al menos "intentar" cambiar las cosas, es algo parecido a sonreír alegremente el día que una sospecha sobre si se es cornudo quedan finalmente reveladas (léase, una pelotudes carente de lógica).

Hay (debemos ser realistas) una clara tendencia natural que a su vez, y en contrapartida a aquella "rebelde" de la que hablamos más arriba, nos lleva a preferir protestar antes que proponer. Una forma de derrumbar ideas o intentos propios y ajenos, que encuentra sustento en la sencillez de realizar esta práctica. Claro: el esfuerzo de cambiar las cosas (aunque sepamos que muy probablemente nos quedemos en la intensión) es mucho más difícil que dedicarse a, en la tranquilidad del día a día corriente, tirar mierda para todo lugar dónde se vea, escuche o lea algo diferente.

No obstante, y haciéndonos eco de un comentario dejado en el chat, es sabido que todo intento de cambio (mínimo, pedorro, inocente, ingenuo, o cómo sea) siempre va a encontrar reacciones polarizadas. Están los que te apoyan, y están los que te defenestran. Siempre que no se va con medias tintas se llega a estas situaciones. A fuerte convicción, gran amor, o gran "odio".

Claro está que siempre tomamos los comentarios destructivos (aburridos, chistosos, tristes en última instancia) como una parte necesaria de esto que intentamos armar. Y, además, como la prueba irrefutable de que algo se logra. Que alguien tenga el deseo de mandarnos a la mierda todos los días, significa que algo le generamos. Si, como se dice, lo importante es que hablen de uno, sin importa si lo hacen bien o mal, estamos por el camino indicado.

Todo lo escrito de ninguna manera lo hago desde un nivel de "seriedad", ni mucho menos. Realmente me generan mucha gracia todos los comentarios "barderos" que hemos tenido desde el día cero, porque mientras los personajes siguen entrando en nuestra página con su insatisfacción personal a flor de piel, nosotros hicimos un programa que en dos años está los sábados en la Red TL, y en poco tiempo estará al aire de lunes a viernes.

La conclusión es clara, y el más inteligente y el más boludo la notará. Escudarse en el anonimato y la sencillez de bardear sin sentido en un chat de una página es decididamente más fácil que hacer algo parecido a "Está en vos", que podrá ser un pésimo, regular, bueno o excelente programa de radio rosarino, pero es "algo". Es lo que damos, y el que quiere ve la diferencia.

Por Santi Grandi & Chueco García.

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