12.10.10

Cuestiones Del 12 de Octubre

No fue un día más en Está En Vos. Las reflexiones del 12 de Octubre se ganaron casi todo el programa, y varias de las ideas traídas al aire le pertenecen a grandes como Eduardo Galedando y Víctor Heredia. Aquí, las dos en particular.

"El 12 de octubre de 1492, el Capitalismo descubrió América. Cristóbal Colón, financiado por los reyes de España y los banqueros de Génova, trajo la novedad a las islas del mar Caribe. En su diario del Descubrimiento, el Almirante escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios o Nuestro Señor.

Él no podía cansar los ojos de ver tanta lindeza en aquellas playas, y el 27 de noviembre profetizó: Tendrá toda la cristiandad negocio en ellas. Y en eso no se equivocó. Colón creyó que Haití era Japón y que Cuba era China, y creyó que los habitantes de China y Japón eran indios de la India; pero en eso no se equivocó.

Al cabo de cinco siglos de negocio de toda la cristiandad, ha sido aniquilada una tercera parte de las selvas americanas, está yerma mucha tierra que fue fértil y más de la mitad de la población come salteado. Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser. Al principio, el saqueo y el otrocidio fueron ejecutados en nombre del Dios de los cielos. Ahora se cumplen en nombre del dios del Progreso.

Sin embargo, en esa identidad prohibida y despreciada fulguran todavía algunas claves de otra América posible.América, ciega de racismo, no las ve".


Eduardo Galeano

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"Quienes suponen que la historia puede ser contada desde una sola posición, desde un sólo punto de vista, se equivocan. Por eso no pretendo que ésta que presento aquí sea la única versión. No lo es. Ésta es la de los vencidos, o por lo menos de los que aparentemente han sido derrotados. El reverso de la moneda que hasta hoy nos han mostrado los supuestos vencedores: pues habria que preguntarse hasta qué punto ha sido vencida una cultura que subyace en nuestra memoria colectiva y pugna tozudamente por perdurar a través de los siglos y lo consigue con la permanencia de sus ritos y creencias ancestrales... Con la permanente vigilia de quienes son descendientes directos de los que alguna vez fueron dueños de estos territorios y del continente entero... Con la inevitable emoción que nos embarga cuando el sonido de una quena, un erke, un sikus golpea nuestro corazón y nos remite involuntariamente a una zona que nuestra memoria reconoce, dolorida y melancólica, como si ese sonido perteneciera a un bello pasaje de nuestra vida anterior.

Y así debe ser: quizá alguno de nosotros haya sido parte de ese sonido que aleteó en el aire claro de las cumbres andinas cientos de años atrás y también, por qué no, de aquel español taciturno, valiente y ambicioso que se aventuró hasta estos confines a pesar de sus temores, movido por su sed de riqueza y conquista.

Estamos hechos, pues, de los dos barros: del indio y del español. Lo que deberíamos averiguar de una vez por todas a esta altura es quiénes somos: ¿los conquistadores o los conquistados? Si estamos en este continente de paso o si formamos parte de él. En definitiva, si ésta es nuestra casa. Si así afuera, no cabe duda de que nuestra posición es la de los vencidos, ya que hechos como los que aquí narro se han sucedido a lo largo de toda nuestra historia en una interminable repetición de horrores y calamidades sociales, económicas y políticas, que nos hermana inevitablemente con los primeros pobladores de este continente, avasallados desde la conquista.

No trato de ofender a nadie con esta obra: solamente respondo a interrogantes que mi conciencia plantea respecto a mi posición frente al actual estado de las comunidades indias de América.Quiero saber hasta dónde mi sangre puede asumir el compromiso que tengo con mi tierra y mis hermanos frente al dolor de los que, con nuestra ignorancia (inocente en algunos casos), hemos discriminado como si fueran ellos los culpables de su propia desgracia... Cuando en realidad son la llama viva de nuestra conciencia. Lo poco que queda de nuestra antigua dignidad, de nuestra bella cultura.

No intento aquí hacer anti-hispanismo: únicamente a contribuir a conformar un todo... agregando la parte que faltaba.

Una abuela india y un abuelo español transitan por mi sangre. Para que naveguen felices quiero darles un curso firme, apoyado en el respeto y el amor por mi propia cultura, tratando de entender por qué festejo todavía fechas que representan la muerte y el aniquilamiento de bellísimas expresiones artísticas que son parte del patrimonio cultural universal, y de sus creadores que fueron justamente mis antepasados.

América vive y yo soy parte de este cuerpo que se niega a festejar cuando en realidad quiere llorar. Deseo ese respeto, necesito la autocrítica, porque nuestro futuro se erigirá con hombres conocedores de la verdad, y fieles a ella.

Sino comprendemos que ya somos libres, jamás alcanzaremos la verdadera independencia..."


Víctor Heredia.

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