Para usted, Amy

Amy Winehouse es la chica elegida en esta nota para ejemplificar como el rock sigue su camino. Claro, no faltarán los que primero piensen en su faceta de reventada para intuir que sobre eso haremos alusión. Pero no, vamos por otro wing. Prejuiciosos.

Amy es una chica que no añoraba hacer música necesariamente de chica, pero sí estaba influenciada por sueños como ser moza con patines, igual a las de American Grafitti de Coppola. A los 12 años se metió en una escuela de teatro y rápidamente fue expulsada por vaga y rebelde (tenia un aro en la nariz). Claro que de ahí data el primer recuerdo de cantar en un escenario. Y vaya que la señorita Winehouse lo hacia bien.

Así comenzó su historia con la música. Tocaba la guitarra de su hermano mayor Alex, hasta que a los 14 se compró una propia. Catorce años, la misma edad en la que decidió dejar la escuela y empezar a fumar porro. Siempre rockera la gran Amy.

Desesperada, loca, depresiva, adicta, Amy encontró la forma de canalizar esa fuerza destructiva para si misma, en algo constructivo y bello para nosotros (vaya suerte tenemos). A los 18 ya tenia primer disco (el hip-hopero jazzero "Frank") y comenzaba a escribir la primer página del renacimiento de ambos géneros en Inglaterra. Pero no se quedó ahí, y gracias en parte a la incipiente relación con su chico, retomó sus gustos por el motown, el blues y los grupos de chicas de los 60, como The Ronettes, y lanzó "Back to black". Aunque, hay que aclarar, el disco fue cocinado en ambientes turbulentos, momentos en que la relación con Blake (su chico) se encontraba virtualmente rota. De ahí el famosísimo "You known i´m no good" y todo el hilo conductor que une el disco en su totalidad.

La mezcla es lo principal a la hora de pensar en los productos que entrega Amy Winehouse (recomendado escuchar los dos trabajos acá nombrados). Mucho sonido motown, bastante hip-hop, blues, jazz, swing sesentoso. Y actitud, por supuesto, algo que termina siendo siempre esencial.

Amy es entonces la seleccionada de la semana para demostrar que lejos estamos de ver como el rock camina hacia su inexorable final, aunque la artista en sí pueda estar cerca de arder en lo que a cuestiones personales se refiere.

El rock nunca muere, dicen por ahí. Acá votamos por esa idea.

(Tener muy en cuenta que ésta nota fue subida a la página en agosto de 2009. Lo que se dice tenerla clara a la hora de considerar la obra de la artista, y saber que por más que el final se hacia evidente - de ahí la metáfora de "arder" - hay ciertas cosas que nunca mueren).