2.11.11

Cuba y la utopía del otro mundo posible.

Hace unos días llevamos al aire una interesante carta que leímos en la Rolling Stone Argentina de septiembre de 2006. Corrían los tiempos en que Fidel había traspasado su puesto al comando de la isla a manos de su hermano Raúl, y los rumores hacían de las suyas. En ese contexto, un tocayo del conductor, de Mar del Plata, escribiría una interesantísima reflexión que comprende, en sus parte final, la esencia de la grandeza de todo lo que ha venido ocurriendo en Cuba desde hace más de 50 años. Sin estar de acuerdo con el 100% del contenido que trajimos al aire, definitivamente nos adherimos a la idea inspiradora que cierra la lógica. Lo mejor de Cuba y toda su historia post revolución es la prueba concreta de que al menos otra manera de percibir el mundo fue y es posible.

Mar del Plata, Agosto de 2006:

Fidel Castro se encuentra en grave estado de salud. Al menos eso parecen transmitir las cadenas de noticias, y se supone que debemos creerles, como tantas otras veces. Su vida puede terminar de un momento a otro, y con ella una porción importante de la historia viva del siglo que se fue. Algunos se alegran y desean su final, reacción comprensible si sos cubano y tu país se encuentra gobernando hace casi cincuenta años por un dictador, no importa si es de izquierda o de derecha, dictador al fin... No es que sea defensor de estas democracias formales y berretas en las que vivimos, es que simplemente no me gustan las dictaduras... Pero si fallece Castro, no me alegraré.

Al principio no sabía bien por qué, pero hay algo en el tipo que me inspira una gran admiración. Quizá su oratoria, llana y directa, la forma que tiene de comunicarse con su pueblo... Pero no es eso. Quizás los avances que logró en salud, educación, y que hicieron de esos isleños desconocidos gente digna... Pero no, tampoco.

Creo que si muere Castro voy a estar triste por otra razón: porque él y su país representan el último bastión de resistencia a este mundo en decadencia, dominado por intereses económicos mezquinos y genocidas. Porque esa isla y esa vida se plantaron frente al gigante del norte sin importar las consecuencias, y nos demostraron a todos que no todo lo puede ese gran Leviatán llamado capitalismo.

Insisto, no me agrada tanto el régimen cubano como lo que representa: la utopía de que otro mundo es posible.

Santiago Martín.

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